Metafísicamente
imposible
Ahí es nada. Hacía tiempo que no escuchaba
una expresión similar. Rajoy nos devuelve a los tiempos de la escolástica. Si
algo ha de admirarse de la escolástica es la precisión en el lenguaje. Por
ejemplo cuando distingue tres clases de imposibilidades: moral, física y
metafísica. Pues hete aquí que Rajoy escoge la tercera para caracterizar la
que, según él, se da entre los emigrantes en situación irregular y los derechos
políticos y sindicales. No es que no se les deba reconocer o que la ley lo
prohíba (moral), ni siquiera que desde el punto de vista físico haya obstáculos
insalvables (física), es que son incompatibles en su ser, en su esencia, contradictio in términis
(metafísica). Algo parecido a lo que los griegos y los romanos pensaban de los
esclavos: no podían tener derechos porque no eran personas; o a lo que algunos
eminentes teólogos del siglo XVI afirmaban de los indios americanos, que carecían
de alma. Por lo visto, Rajoy se ha olvidado de la escuela de Salamanca.
Los emigrantes en situación irregular no
pueden reunirse ni sindicarse ni manifestarse ni hacer huelga, porque no
existen. Ya lo dijo Mayor Oreja cuando los acontecimientos de El Ejido: «Si no
son legales, el Gobierno no puede hacer nada, porque para el Gobierno no
existen». Actitud que recuerda la de aquel personaje de Buero, el marqués de
Las Meninas, cuando Velázquez le comunica que los barrenderos de palacio están
en huelga. «Aprended, don Diego, que tal descontento no puede existir en
palacio; luego no existe». También confundía la imposibilidad moral con la
metafísica. El pintor de cámara le paga con la misma moneda. «Ya está resuelto,
señor marqués... Esos mozos figuran como barrenderos en la nómina de palacio,
luego barren». Algo así sería lógico contestar al Gobierno. Puesto que esos
emigrantes no existen, tampoco se les podrá detener ni deportar.
¿Efecto llamada? ¿Qué reclamo mayor que
contemplar desde el hambre y la miseria un mundo opulento? No habrá fronteras
ni leyes que puedan impedirlo. No pueden estar en España, pero están. No pueden
trabajar, pero trabajan, y se reunirán y se asociarán y se manifestarán legal o
ilegalmente, por mucho que a Rajoy le parezca «metafísicamente imposible».
Platón al menos era más práctico, sugiere en Las leyes que el mejor modo de
someter a los esclavos es escogerlos de distintas nacionalidades para que no
puedan comunicarse entre sí.