Están
locos
No es lo mismo justificar que explicar. Lo primero
concierne a la moral o al derecho, lo último a la razón. Todo fenómeno, por
ruin y repudiable que sea, puede y debe de ser explicado. Renunciar de antemano a descubrir sus
orígenes y fundamentos es con toda probabilidad dificultar la solución.
Detrás del
terrorismo islámico se encuentra la distorsión fanática de una determinada
religión. Pero sólo un maniqueísmo simplista, bien sea interesado o sincero,
puede quedarse a ese nivel primario de indagación. Explicar todo por el imperio
del mal, es no explicar nada. ¿Por qué un fundamentalismo religioso se extiende
y adquiere de repente tanta fuerza? ¿Por qué se vuelve agresivo frente a
Occidente? ¿Qué nivel de dolor, odio e impotencia puede conducir a autoinmolarse con tal de hacer daño al enemigo?
El que a
nosotros nos cueste entender determinadas actitudes no quiere decir que no
tengan su lógica interna, lógica letal y perversa si se quiere, pero lógica al
fin y no muy distinta de la que impera en toda guerra. Llamamos terroristas a
los palestinos que como bombas humanas estallan en Israel o a los que colocan
explosivos en Irak, pero ¿acaso sería distinto si usasen tanques, helicópteros
o mísiles de los que carecen? Aznar ha afirmado que el 11 de marzo el
terrorismo islámico nos declaró la guerra, pero la guerra la había declarado
España mucho antes en las Azores cuando participó en la decisión de invadir
Irak.
Nos cuesta
entender cómo se puede diseñar y ejecutar una matanza tan horrible como la de
Atocha, pero quizás alguno de sus promotores replicaría: ¿Por qué nos van a
importar vuestros doscientos muertos, después de los veinte mil que habéis
causados en Irak? Podríamos contestarle que ninguno de los muertos en Madrid el
11 de Marzo ha tenido nada que ver con la guerra, eran civiles, trabajadores,
muchos de ellos incluso participaron en las manifestaciones en contra de la
invasión. Es cierto, continuaría impertérrito el supuesto terrorista, pero también
eran inocentes miles de los caídos en Afganistán o en Irak, también ellos
podían estar en contra de Sadam Husein o de los
talibanes. Además, afirmáis que sois democracias, podéis elegir a los
gobiernos, luego todos sois responsables de sus acciones. Sólo estáis
dispuestos a cambiarlos cuando veis a los muertos en vuestra casa.
Nunca hay una sola causa. Detrás del terrorismo
islámico se encuentra un fundamentalismo religioso, pero también los intereses
económicos de EEUU y otros países occidentales, el apoyo que éstos han prestado
a muchos sátrapas orientales, los asesinatos de Israel y la impunidad con que
los comete ante la pasividad del mundo occidental, la invasión de Afganistán y
de Irak. Están locos, sí, pero no más que los que arrasan un país asegurando
que quieren liberarlo.