Abaratamiento
del despido
De nuevo se habla de
reforma laboral. Cada vez que esto ocurre hay que echarse a temblar. Desde hace
algún tiempo, todas las reformas laborales que se conocen son de menos a menos
o de más a más, según el lado desde el que se miren. Sucede igual que con los
estatutos de autonomía, siempre son a más. Más competencias, más financiación.
A nadie se le ocurre que el proceso podría ser el inverso. Así da gusto
sentarse a negociar. Coge lo que puedas y hasta
Al socaire del
neoliberalismo económico, todas las reformas laborales se han orientado a una
mayor desregulación y a menores derechos para los trabajadores. Se ha invertido
la tendencia que desde el siglo XIX venía imperando en las relaciones
laborales. En los momentos actuales, se retorna a la vieja pretensión de la
patronal de abaratar el despido, y se maneja el tópico de que la única manera
de reducir el número de contratos temporales es la de disminuir la protección
de que gozan los contratos indefinidos. Lo cierto es que ésta se ha venido ya
minorando en los últimos veinticinco años, sin que por ello se haya mejorado un
ápice la temporalidad; todo lo contrario, se ha ido incrementado hasta instalarse
en ese treinta y tantos por ciento que nos sitúa a la cabeza de
Dos estudios
recientes, de ésos que nunca salen en la prensa porque no conviene, dejan
totalmente en entredicho el mito anterior: el primero es una investigación del
Banco Mundial que analiza el nivel de protección que tienen los empleos fijos
en 83 países, puntuándolos de
El otro estudio es
de
A la vista de estos
datos, es difícil afirmar que la causa de que la tasa de temporalidad de España
sea el triple que
¿Qué hay entonces
detrás de la pretensión de la patronal y parece ser que también de algunos
ministros del Gobierno? ¿Reducir la temporalidad? Más bien no. En realidad, lo
que se busca con el abaratamiento del despido es romper, sí, las diferencias
entre contratos fijos y temporales, pero por el expeditivo procedimiento de
transformar todos en temporales.