La
única solución
Ante
la nueva ofensiva desatada estos días contra las deudas española e italiana,
resulta patético que lo único que se le ocurra decir al portavoz del PP sea que
el culpable es Zapatero. Patético resulta también escuchar al portavoz del
Gobierno jactarse una vez más de que han hecho las reformas necesarias, y que
aún van a instrumentar más medidas, como si la solución estribase en ellas.
Poco les importa a los llamados mercados y a quienes los controlan el déficit
público, la reforma del mercado laboral o la reducción de las pensiones. La
prueba más evidente es que si en mayo de 2010 la prima de riesgo de España se
situaba en 130 puntos básicos, hoy, después de las reformas, ronda los 400. E
igual evolución han sufrido las de Grecia, Irlanda, Portugal o Italia. El juego
se realiza en otro terreno.
Nos
movemos en unos mercados en los que la mayoría de las operaciones no obedecen a
transacciones reales sino a simples envites. Mediante los CDS, los
especuladores apuestan a la subida de la prima de riesgo de los bonos, al
tiempo que su intervención en el mercado provoca esa misma subida. Saben que
los países miembros de la Eurozona están incapacitados para actuar, y que la UM
es presa de sus contradicciones. La ganancia resulta segura mientras no haya
una fuerza que se les oponga.
La
solución no se encuentra en los ajustes, ni en los rescates, ni en los créditos
entre países, radicaría en que el BCE actuase como un verdadero banco central,
y mostrase su predisposición a comprar toda la deuda pública que fuese
necesaria para desanimar a los especuladores, haciéndoles temer que sus
ganancias se pueden convertir en pérdidas. Esa es la política seguida tanto por
EEUU como por Inglaterra. El euro tal vez se depreciaría, pero ello, lejos de
ser negativo, tendría un efecto positivo sobre la economía europea, y actuaría
como una quita silenciosa frente a los acreedores. El problema, sin duda, es Merkel; pero los políticos (tanto del gobierno como de la
oposición) de los países periféricos, en lugar de repetir vaguedades, deberían
adoptar frente a ella una postura firme para hacerle comprender que no hay otra
vía y que, de lo contrario, se rompe la UM, de