Muro
fuerte y grueso
Cabían
pocas dudas de que los jefes de estado y de gobierno alcanzarían un acuerdo en
Bruselas. La situación había llegado al límite y los intereses que apuestan por
la Unión Monetaria
(UM) son muy elevados. Sin embargo esta fuera de lugar el triunfalismo con el
que se ha presentado como si se hubiera dado una solución definitiva al
problema. Es cierto que determinado tipo de medidas como que el actual Fondo
Europeo de Estabilidad Financiera pueda intervenir en el mercado comprando
deuda de los países que estén siendo objeto de ataques especulativos es
positiva, pero el resultado conseguido esta muy lejos de ser ese muro fuerte y
grueso que pueda salvar la
Eurozona. Como mucho lo único que se ha hecho es ganar
tiempo, y en el mejor de los casos alejar las turbulencias financieras durante
algunos meses. Pero antes o después retornaran. Las contradicciones internas
permanecen. El problema de los países periféricos es de crecimiento que difícilmente
va a superarse teniendo el mismo tipo de cambio que Alemania. Los líderes
europeos deberían recordar lo que ocurrió a principio de los noventa con el
Sistema Monetario Europeo (SME), la tranquilidad no volvió a los mercados hasta
que este no salto por los aires, ampliando las bandas al +- 15%, que era como
dejar las monedas en libre flotación.
Sarkozy
que es hábil en dar titulares manifestó que la UM se ha dotado de un Fondo
Monetario Europeo. Hay que suponer que tenía en mente Bretton Woods y las
funciones asumidas entonces por el FMI (que nada tiene que ver con las que
tiene en la actualidad). Olvida sin embargo dos aspectos sustanciales que
diferencia aquel sistema del construido en la UM. El sistema Monetario allí creado era de tipo
fijo pero ajustables, en la eurozona los tipos se fijaron según se ha dicho,
para toda la eternidad.
El segundo es que en Bretton Woods
no existía la libre circulación de capitales y a los países miembros no se les
privaba de la política de control de cambios. Europa sin embargo quiere cuadrar
el círculo, permitir la total libertad en los mercados financieros y fijar
luego de manera inamovible el tipo de cambio.