¿Le parece
bien que las pensiones sean iguales en toda España? NO
Cuando
quieren decir sexo
¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?
¿Por qué nos preguntamos si nos parece bien que las pensiones sean iguales en
toda España, cuando lo que queremos cuestionarnos realmente es si estamos de
acuerdo con que el Gobierno central impida que las Comunidades Autónomas suban
las prestaciones sociales de los más necesitados? ¿Quién va a oponerse a que
las pensiones sean iguales en todo el país? Las pensiones, la sanidad, la
educación, los impuestos y un largo etcétera. Pero lo cierto es que, con el
alborozo de todos, hemos creado un Estado de las Autonomías. Se puede estar a
favor o en contra. Yo estoy más bien en contra, aunque hoy en día no se considere
políticamente correcto, pero lo que no parece licito
es aplicar distintas varas de medir según nos interese.
Se ha transferido a las Comunidades el sistema
público de salud, lo que implica una inevitable disparidad en las prestaciones
sanitarias; se les ha otorgado capacidad normativa en impuestos fundamentales,
con lo que unos ciudadanos van a pagar más que otros dependiendo de cuál sea su
domicilio. El PP se ha comprometido a eliminar el Impuesto de Sucesiones en las
Comunidades Autónomas en que gobierna. La presidenta de la Comunidad de Madrid
ya ha anunciado que reducirá en un punto la tarifa autonómica del IRPF. ¿Se puede poner después obstáculos a que algunas Comunidades
aprueben ayudas a los ciudadanos más desprotegidos cuyos ingresos se limitan a
pensiones no contributivas?
Lo aprobado por la Junta de Andalucía puede
tildarse, tal como ha hecho algún líder sindical, de aguinaldo navideño. Es
verdad que no constituye una auténtica subida en las prestaciones al no
consolidarse para años futuros. Pero más vale eso que nada. Y desde luego,
siempre será mejor que dedicar los recursos públicos a subvencionar mediante
reducción de impuestos a los grandes contribuyentes.
No deja de ser paradójico que los que ahora se
oponen a que las Comunidades Autónomas concedan prestaciones sociales
complementarias sean los mismos que saludan con júbilo la capacidad normativa
en materia tributaria de los entes autonómicos. He oído congratularse a más de
uno de que se estableciese entre las Comunidades Autónomas una competición para
ver cuál reducía más los impuestos -lo que habitualmente se denomina dumping fiscal–, pero esa
competencia les comienza a parecer peligrosa cuando se practica con los gastos
sociales. En realidad, lo que molesta es que se haga con las pensiones y que
los acuerdos que puedan tomar ciertas Comunidades Autónomas dejen en ridículo
la política del Gobierno central en materia de prestaciones sociales.
El otro día, el Ministerio de Trabajo anunció a
bombo y platillo la revalorización de ciertas pensiones. Cuando se abandonan
los grandes titulares y se lee la letra pequeña del acuerdo, se ve que la
mejora afectará a una proporción mínima de los pensionistas y no precisamente a
los más necesitados. En el año 2004, el 74% de las pensiones mínimas contributivas
no tendrán mejora alguna en sus prestaciones y, una vez más -lo que viene
siendo una constante desde el año 2001- los más de 480.000 perceptores de una
pensión no contributiva (cuya cuantía es de 268,77 euros al mes), los más
menesterosos, han quedado al margen de toda mejora.
El Tribunal Constitucional ha dictaminado que las
Comunidades Autónomas son competentes para conceder beneficios o ayudas a
quienes no tengan cubiertas sus necesidades básicas a través de la Seguridad
Social. El Gobierno lo tiene muy fácil: si quiere que las pensiones sean
uniformes en España, que la Seguridad Social cubra esas necesidades básicas.