Conflicto
de competencias
Habrá que pensar que el palacio de la
Moncloa constituye una caja negra en cuyo interior se pierde el sentido de la
realidad. Todos los presidentes de Gobierno, cuando se
empecinan en determinadas posturas y llevan adelante proyectos en contra de la
opinión de la mayoría de los ciudadanos, confían en que transcurrido el tiempo
la sociedad olvidará el contratiempo. Puede ser que en muchos casos así sea, ya
que el poder posee una enorme capacidad de intoxicar y de descubrir u ocultar
las cosas a su conveniencia.
De todas formas, puede haber sorpresas y a
veces la realidad se impone tenazmente descubriendo la
farsa. Aznar confió en que los ciudadanos no le pasarían
cuentas por la guerra de Irak, pero el atentado del 11 de marzo hizo que la
contienda y sus consecuencias estuviesen muy presentes en la jornada electoral.
Zapatero ha tranquilizado a los suyos prometiéndoles que la sociedad y los
votantes olvidarían el Estatuto de Cataluña a medida que el momento de su
aprobación se fuese alejando en el tiempo. Con lo que no cuenta, sin embargo,
es que la Generalitat
y los partidos nacionalistas, incluido el PSC, lo van a recordar a diario,
descubriendo así sus efectos perversos.
No han tardado mucho tiempo. El portavoz del
gobierno de la Generalitat , a pesar de pertenecer al PSC,
ha anunciado que plantearán conflicto de competencias por la aprobación del
Reglamento de subvenciones, recurriendo si fuese preciso al Tribunal
Constitucional. Se basan para ello en el nuevo Estatuto. Y es posible que
tengan razón, pero con ello lo único que se demuestra es el sinsentido del
Estatuto, que impide cualquier coordinación a nivel estatal.
El hecho es que la
Generalitat se niega a facilitar datos a la base nacional de
subvenciones. Con este instrumento se pretende solo tener disponible, para todo
aquel que lo desee, información sobre las subvenciones concedidas por todas las
administraciones públicas y de las recibidas por empresas y particulares. Se
intenta impedir de esta forma que un mismo beneficiario termine recibiendo, por
superposición de las distintas administraciones públicas, cantidades superiores
al coste de la actividad subvencionada, o que unas mismas facturas sirvan para
justificar subvenciones de varias administraciones públicas. ¿Atenta esto
contra la autonomía del gobierno de Cataluña?
El gobierno catalán tampoco está de acuerdo
en tener que justificar las subvenciones que recibe del Estado por las
competencias que comparte con él o que son exclusivas de la
Generalitat , es decir, todas y en
ese todas se incluyen las que se obtienen de la
Unión Europea. Según parece, con el Estatuto
se llega al absurdo de que la
Hacienda Pública estatal conceda dinero para determinadas
finalidades y no pueda comprobar después si efectivamente se han llevado a
cabo.
La contradicción se incrementa tratándose de
los fondos de la
Unión Europea , ya que Europa, aun
cuando no es nación ni Estado ni constituye una verdadera unidad política, sí
practica, como es lógico, un enérgico control sobre las subvenciones que
concede, sean competencia de quien sean, y exige que los gobiernos estatales
-no sabe ni entiende de autonomías- hagan lo propio. La
Administración española, por tanto, estará obligada a rendir
cuentas a la
Unión Europea de algo que no controla.
Bajo estos supuestos, que sin duda alguna se
irán generalizando a todas las Autonomías, será
imposible practicar una sola política pública en el plano nacional. Ya se está
viendo lo que ocurre con la emigración y el espectáculo un tanto bochornoso de
todas las Autonomías peleándose por el número de emigrantes que reciben. Ahí
están también los problemas que han tenido que sufrir en el Congo varias
familias españolas inmersas en procesos de adopción por el prurito de la
Generalitat de actuar por su cuenta al grito de que las
adopciones son de su exclusiva competencia. Claro que después es la embajada
española la que tiene que intervenir.
Por cierto, lo que parece bastante
contradictorio es que el Gobierno, al mismo tiempo que promociona este proceso,
cree una agencia para evaluar las políticas públicas. ¿Qué políticas públicas
se van evaluar? Ganas de rizar el rizo y de crear organismos inútiles.