De prisiones y
velos
Vivir para ver. Uno no sale de su
asombro. Ha saltado a los medios de comunicación la noticia de que en la cárcel
de mujeres de Alcalá Meco los funcionarios se lo hacían con las reclusas. La
información me resultaba un tanto inconcebible no precisamente porque tenga una
buena opinión de las prisiones españolas sino porque estaba en la creencia de
que en los módulos de mujeres de las cárceles únicamente trabajaban
funcionarias. Por lo visto, no. Parece que con esto de la ley de igualdad se
han fusionado las escalas de hombres y mujeres por lo que todo está revuelto. Y
digo yo que, puestos a llevar lo de la igualdad al extremo, ¿por qué no
establecer las cárceles mixtas y arrejuntadas?
Al igual que cualquier otra
realidad, cuando el feminismo se lleva al límite —por cierto no sé por qué la
palabra feminismo no tiene ninguna condición peyorativa y machismo sí— no sólo
termina siendo grotesco sino que obtiene resultados contrarios a los que
pretendía. No creo yo que las funcionarias de prisiones estén muy contentas de
tener que bregar con especímenes que les doblan en tamaño, ni parece muy
probable que las relaciones que se puedan establecer entre guardias y reclusas
sean altamente gratificantes para la dignidad de las segundas.
Hablando de noticias sorprendentes,
no es la menor la de que una joven ha sido expulsada de un colegio por
pretender asistir a clase llevando un
pañuelo en
El argumento esgrimido por el
colegio y por
No parece que llevar cubierta la
cabeza con un velo dañe a nadie ni constituya un peligro para
Dos actitudes convergen a la hora
de defender la postura del colegio. Desde la derecha porque se intenta primar
la religión católica y marginar lo que se refiere a otras religiones. Desde
cierta progresía porque se pretende sacar segundas derivadas a propósito de que
el velo es un signo de sumisión de
Menor razón tienen aún los que
desde una postura primaria dan como todo argumento que en las sociedades
islámicas no nos permitirían utilizar distintivos católicos. Es posible, pero
la diferencia radica en que España es un Estado de derecho y no una dictadura
islámica. ¿O es que acaso queremos retornar al nacional catolicismo?