La
reforma fiscal del PSOE
El Gobierno ha
aprobado una nueva rebaja del IRPF, como si no hubieran sido bastante
las dos realizadas por el Partido Popular. Bien es verdad que el PSOE estaba
obligado a acometerla después de todas las simplezas dichas en la oposición.
Todo aquello de que bajar los impuestos era de izquierdas y la promesa de
implantar un tipo único.
Lo primero que hay que afirmar, antes
incluso de analizar el contenido de la reforma, es que es muy difícil que una
reducción de un impuesto progresivo como el IRPF no sea regresiva y no tenga
efectos perniciosos sobre la redistribución de
Cada una de las reformas del PP costó al
erario público, según la propia información de los respectivos Gobiernos,
seiscientos mil millones de pesetas, que unidos a los trescientos mil de ahora
significa una pérdida de recaudación anual de billón y medio de pesetas. O,
expresado de otra manera, si no se hubiesen realizado aquellas reformas y
tampoco se acometiese ésta, el IRPF recaudaría anualmente un billón y medio de
pesetas más. ¿Podemos decir luego que no hay dinero para la sanidad o para las
pensiones? Cuando se comparan los índices de pobreza de España con los de
Los gobiernos españoles, sean del signo que
sean, lejos de encaminarse a reducir el déficit que nuestro país tiene en
protección social, se dedican a bajar los impuestos progresivos como el IRPF o
el de sociedades, que benefician en cantidades absolutas (tal como hay que
hacer la comparación) tanto más cuanto mayores sean las rentas.
Yendo al contenido de la reforma y dejando
al margen ajustes sin importancia más o menos justificables, el núcleo se
encuentra en consolidar definitivamente el carácter dual introducido en el
impuesto por el PP con una tarifa progresiva (aunque cada vez menos progresiva)
para las rentas del trabajo y un tipo proporcional mucho más bajo para las
rentas del capital (eufemísticamente lo llaman tributación del ahorro). La
injusticia social es evidente, al tiempo que contradice los principios en que
se asienta un impuesto sobre la renta moderno y progresivo que debe gravar a la
totalidad de la renta, independientemente de cuál sea el origen del ingreso y
que si alguna discriminación cabe hacer es beneficiar las rentas del trabajo
frente a las del capital.
Para completar el carácter regresivo en que
va a quedar sumido nuestro sistema fiscal, se anuncia la reducción en los
próximos años del tipo del impuesto de sociedades (otros dos mil millones de
euros). Es curioso el discurso de