LOS
DOCTOS DE FEDEA Y LA REACTIVACIÓN ECONÓMICA
La cosa va de expertos. No ha cesado aún el
eco de esos doce apóstoles escogidos por el Gobierno para pergeñar el desarme
más completo hasta la fecha del sistema público de pensiones, y apenas acaba de
constituirse ese otro grupo de sabios que van a diseñar el sistema fiscal, cuando
otros expertos, esta vez de FEDEA, salen a la palestra para asegurarnos que la
economía va bastante peor de lo que afirma el Gobierno, que no conviene
dormirse en los laureles y que por lo tanto resulta imprescindible proseguir
con las reformas y los ajustes (bastante fácil de imaginar cuáles), en resumen,
leña al mono. En concreto, según tan competentes expertos no hay otra manera de
cumplir el objetivo de déficit que suprimiendo la paga extraordinaria de los
empleados públicos (maestros, médicos, policías, carteros, basureros, etc.) y
reduciendo de nuevo las retribuciones de los pensionistas.
A los investigadores de FEDEA ya los
conocíamos por sus doctos informes, sobre el mercado laboral y sobre las
pensiones, ambos en la línea más retrógrada posible. Conviene comenzar antes de
nada recordando qué cosa es FEDEA. Fundación de Estudios de Economía Aplicada,
se autodenomina. ¿Puede algo parecer más inocuo? Pretende ser, según indica su
página web, una fábrica de ideas para influir positivamente en la sociedad. Lo
de positivamente depende de para quién, y llegados a este punto no hay otro
camino que mirar quién está detrás, es decir qué entidades componen su
patronato: Abengoa, Abertis, Santander Totta, BBVA, Sabadell, Banco de España, La Caixa, Banco
Popular, Iberdrola, Bolsa de Madrid,
Fundación Ramón Areces, BANKIA,
Santander, Repsol, Corporación Financiera Alba, McKinsey&Company,
Telefónica. Yo creo que está dicho todo.
No obstante, los expertos de FEDEA llevan
razón cuando afirman que abandonar la recesión no es lo mismo que salir de la
crisis. Nadie duda de que estén apareciendo ciertos signos de recuperación
económica, incluso que los próximos trimestres, allá por 2014, puedan surgir
tasas de crecimiento positivo, pero ello no significa en absoluto que la
reactivación económica vaya a consolidarse y que las tasas de crecimiento se
estabilicen a unos niveles que hagan posible la creación de empleo a un ritmo
tal que comience a vislumbrarse la posibilidad de que el número de parados
pueda volver a cotas aceptables. Lo más probable es que, tal como ocurrió en el
año 2010 (aquellos “brotes verdes”), tras un periodo corto de falsa bonanza la
economía retorne de nuevo a la recesión o al menos al estancamiento, es decir
que la crisis adopte la forma gráfica de la doble uve (que en este caso sería
triple o cuádruple) o bien de la ele.
Hay que decir en honor de la verdad que los
peritos de FEDEA no andan descaminados en estos pronósticos, lo que confirma su
condición de expertos. La pena es que, si bien aciertan en el análisis,
derrapan en las causas y por consiguiente en la medicina. Es de suponer que el
gorro que llevan puesto y los intereses a los que sirven forzosamente tienen que sesgar sus conclusiones.
La crisis económica, sin duda, continuará
mientras no desaparezca su auténtica causa, que para España y para otros muchos
países europeos no es otra que la pertenencia a la Unión Monetaria. La
permanencia en un tipo de intercambio irreal constituye un corsé para la
actividad económica y convierte al sector exterior en un factor capaz de
estrangular todo crecimiento futuro. No hay que engañarse por el equilibrio
actual conseguido en la balanza de pagos que se fundamenta principalmente en la
falta de demanda interna y en el consiguiente colapso de las importaciones,
porque bastará que aquella despierte (condición imprescindible para la
recuperación económica) para que el déficit exterior vuelva a hacer su
aparición y, dada la imposibilidad de financiarlo, acabe por abortar cualquier
intento de reactivación.
Teniendo en cuenta la composición del
patronato de FEDEA, difícilmente sus expertos pueden compartir estos
planteamientos y poner en cuestión la viabilidad de la Unión Monetaria. Deben
acudir a explicaciones y recetas más convencionales, como la de intentar
recuperar la competitividad perdida mediante reformas regresivas y recortes
presupuestarios. Pero todas estas medidas son más de lo mismo, y lejos de
solucionar el problema lo empeoran.
Es curioso que todo el mundo se haya
acostumbrado al hecho de que llevemos más de tres años financiándonos a unos
tipos de interés varias veces superiores al tipo que paga Alemania.
Contemplamos como la cosa más normal que nuestra prima de riesgo oscile
alrededor del 300%, incluso nos tranquiliza al compararla con el 600% que hemos
llegado a alcanzar en algún momento ¿Es compatible esta situación con la
permanencia en la Unión Monetaria? ¿En tal situación puede ser competitiva la
economía española por más ajustes y reformas que se hagan? Me temo que no, y no
querer ver esta realidad es lo que está imposibilitando cualquier salida a la
crisis