Buen rollo

Alguien, desde dentro, ha definido como de "buen rollo" el ambiente que se respiraba en la Conferencia Política celebrada por el PSOE este fin de semana. La expresión parece acertada. Lo que no entiendo muy bien es el asombro mostrado por la prensa y algunos comentaristas. Todo aquel que haya seguido con atención el comportamiento del partido socialista, sabe que desde el XXVIII Congreso las disputas ideológicas difícilmente dividen sus reuniones. Un miembro del equipo de Bono El País dixit– lo expresaba certeramente: "cuando no se trata de votar nombres ni de colocar a nadie en las listas, es fácil ponerse de acuerdo". Y algo parecido afirmó, según El Mundo, un dirigente guerrista en la cena que este sector tuvo el jueves por la noche: "Aquí, no hay listas, tranquilos".

Ha sido una constante. El sector guerrista, tras las bambalinas ha hecho siempre gala y ostentación de ser el ala izquierda del partido y de mantener posturas críticas frente a la política oficial. Pero su contestación se desinflaba tan pronto comenzaban las reuniones, a no ser que se tratase de cargos y de listas. No es chocante, por tanto, que todo haya quedado en fuegos de artificio previos a la conferencia.

Tampoco la nueva ejecutiva ha puesto excesivo interés en mantener sus posiciones. Ha hecho, según dicen, un ejercicio de diálogo y tolerancia. Aceptó más de la mitad de las enmiendas presentadas, de manera que la parte incorporada ha alcanzado al final más extensión que lo que se mantuvo del documento original. Rodríguez Ibarra pudo declarar que había entrado como enmendante y salía como ponente. Todos contentos. En especial el autor del documento, Jordi Sevilla, que sostuvo encontrarse tan cómodo con el nuevo texto como con el anterior. Eso es maleabilidad y cimbreo. Da lo mismo ocho que ochenta. El nuevo –antiguo– ideario, vale tanto para Solchaga como para izquierda socialista, para Guerra como para Zapatero.

Y es que el papel lo aguanta todo, en especial cuando empleamos palabras y frases rimbombantes pero que gozan de una gran ambigüedad. Cada uno puede consumirlas a la carta, es decir darlas su propia interpretación. El secreto radica en no descender a lo concreto. "Estamos radicalmente a favor de la globalización de la solidaridad, y en contra de la mundializacion del egoísmo", proclamó Rodríguez Zapatero en el discurso final ¿Quién no va a suscribir tan sublime expresión? Hasta Aznar estaría presto a rubricarla.

Menos mal que Zapatero dijo también aquello de "no es un nuevo socialismo, es el socialismo, de nuevo". Expresión tan ingeniosa debió de dejar sumamente tranquilos a los más radicales del partido. Aunque yo más bien creo que lo que intentó decir es que "es el felipismo, de nuevo". Así lo interpretaron los prohombres del socialiberalismo cuando manifestaban con satisfacción que se había llevado el gato al agua: "por fin vemos por escrito en el ideario del partido, lo que ha sido nuestra práctica en los gobiernos socialistas de los últimos años, porque los primeros que vimos compatible el socialismo con las privatizaciones o las reformas del estado del bienestar hemos sido nosotros".

En fin, que todo terminó dando caña al PP, que es lo que realmente une a la clientela, toda la estopa que Zapatero no ha sido capaz de dar, no sólo en el debate de la nación sino en todo el año que lleva de líder de la oposición. Pero él administra no sólo sus tiempos, sino también los espacios, y lo que es mas importante, los auditorios. Conoce perfectamente que nada amalgama más las filas socialistas que un discurso leñero.

El PSOE, una vez más ha confirmado la aseveración de aquel filosofo judío de Amsterdam, "todo ente pugna por conservarse en el ser". Instinto de supervivencia. Antes que nada, permanecer, mantenerse y llegar al gobierno. Ya habrá tiempo entonces de preocuparse de esas menudencias del ideario y de la política a aplicar. De nuevo, el felipismo. La nueva ejecutiva son felipistas en estado puro, sin ganga ni lastres antiguos; porque lo que ha caracterizado por encima de todo al felipismo, ha sido el pragmatismo: gato blanco gato negro, lo importante es que cace ratones. Lo sustancial es afianzarse en el partido y llegar lo antes posible al poder.