¿Accidente
laboral?
Dicen que
ha sido un accidente, accidente laboral. Pesadumbre y tristeza por los
diecisiete soldados muertos, la misma que deberíamos sentir por aquellos que
perecen en el andamio, en la mina o en
La
insistencia con la que afirman que las tropas se encuentran en misión
humanitaria y de paz, es señal inequívoca de que ni ellos mismos se lo creen.
Es difícil aceptar que se trata de una misión de paz cuando los protagonistas
son las fuerzas armadas, armadas de metralletas tanques y mísiles. ¿Cómo
admitir que es una misión humanitaria si se bombardea a las poblaciones
civiles, se destruye el país y se violan todos los derechos? Y ahí está
Guantánamo. La intención de nuestros soldados puede ser la mejor posible, pero
¿cómo olvidar que su actuación se enmarca en una campaña criminal y despótica ‑la
invasión y ocupación de un país después de haberlo devastado?
El Gobierno
y sus medios afines señalan una y otra vez que no son iguales la guerra de Irak
y
Me alegro
de que el PSOE en la oposición criticase la invasión de Irak, aunque siempre me
cupo la duda de qué hubiese hecho de gobernar Felipe González. Todos nos
congratulamos de que el actual gobierno mantuviese su palabra y retirase las
tropas españolas de Irak, y de que no ocurriera como con la OTAN, pero cómo no
sospechar que ha hecho algo de trampa cuando, para congraciarse con Bush, se
incrementan sustancialmente los efectivos mandados a Afganistán. De ahí el
interés que tiene por marcar diferencias.
Es mentira
que exista una legalidad internacional. Lo que se llama tal es tan sólo la
voluntad de los cinco o seis países más poderosos. Lo más que se puede lograr
es que no sea únicamente un país el que decida, tal como pretende EEUU. No hay
legalidad porque nada ni nadie ha investido de autoridad a esas potencias para
intervenir en la vida y en la realidad de otros Estados y otras sociedades.
Cada vez que lo han hecho, invocando una hipotética comunidad internacional que
no existe, han agravado la situación y creado más conflictos de los que
teóricamente pretendían arreglar.
El orden
internacional no es otra cosa que el poder del más fuerte o de los más fuertes.
Pero, puesto que son ellos los que deciden, que no nos pidan a los demás que
seamos sus cómplices. En el momento actual es claro que quien manda es EEUU.
Seguramente no hay forma de evitarlo, pero por lo menos que no disfrace sus
desmanes de legalidad y moralina. No hay nada más idiota que el que un país de
orden mediano como España, preso de megalomanía, se crea que pinta algo en la
esfera internacional y termine asumiendo el coste de una gran potencia sin
serlo. En realidad, el único papel que se le acaba adjudicando es el de tonto
útil, que sirve para llevar la maleta o para limpiar la porquería.