La
Babel de Zapatero
La corrupción del lenguaje suele ser la
antesala de otras corrupciones. La Biblia, con su riqueza de imágenes y su fina
y sutil psicología, relata que Yahvé, en Babel, castiga el mayor pecado, el de
soberbia y orgullo, con la confusión de lenguas, en la certeza de que le
seguirá la disgregación y anarquía social. Estamos instalados en el caos
verbal. En una melé de palabras que han perdido su contenido unívoco para ser
empleadas a la conveniencia del consumidor. Nada significa realmente lo que
significa. Y a río revuelto ganancia de pescadores. Zapatero juega a ser
pescador y habla de un nuevo socialismo, y ya me gustaría a mí que fuera
cierto, especialmente en un país como España en que el socialismo, aun cuando
esté inédito, ha unido su nombre a todo tipo de corrupciones y desmanes. Pero
me temo que en el discurso del bisoño líder no hay nada nuevo respecto al felipismo, como no sea la falta de garra y coraje.
Liberalismo del malo. Libertad económica, ley del más fuerte que conduce inexorablemente
a la explotación. Otra cosa es el genuino liberalismo, al que con seguridad se
refería Prieto, que nada tiene que ver con el económico y que por el contrario
para ser lógico ha de conducir al socialismo.
Zapatero apuesta por democratizar la sociedad
y con tal finalidad aconseja disminuir el poder de los grupos económicos y del
Estado. ¿Simpleza o ganas de confundir al personal? ¿Desde dónde piensa
democratizar? Porque con el poder ocurre como con el mercado, tiene horror al
vacío; el espacio que abandona el Estado es ocupado de inmediato por el poder
económico. La nueva izquierda de González y la nueva derecha de Aznar han
cedido la economía, y con ella el poder, a los grupos privados. Se lo han
arrebatado sí al Estado, a la sociedad; pero no a los políticos, que hoy, como
ayer, se han amancebado con las fuerzas económicas.
Estamos democratizando la sociedad,
liberalizando la economía. Las eléctricas se han embolsado a costa de los
consumidores más de un billón de pesetas como compensación a la introducción de
la competencia. ¿Qué competencia? ¿La de Endesa e Iberdola
que controlaran el 80% del mercado? ¿Y qué más da el 80 que el 40? Difícil es
eso de democratizar sin Estado; tanto como que en una sociedad rabiosamente
desigual todo el mundo tenga las mismas oportunidades. El discurso de Zapatero
es la cuadratura del círculo, el doble, el múltiple lenguaje. Babel.