Financiación
Autonómica
Con la financiación
autonómica ocurre como con las reformas fiscales: el gobierno de turno se
empeña en repetir que todos ganan. Lo cual no es cierto en ninguno de los dos
casos. Siempre se utiliza el mismo truco, olvidarse del coste de oportunidad,
aunque éste, que duda cabe, existe. En las reformas fiscales es evidente que
los recursos empleados en reducir los impuestos o bien se cubren incrementando
otros o reduciendo bienes y servicios públicos. La ganancia o pérdida para cada
uno dependerá de cómo se haya distribuido la reducción del gravamen y del uso y
necesidad que se tenga de los servicios del Estado. Normalmente, ganan los de
arriba y pierden los de abajo.
En la financiación
autonómica, el hecho de que el saldo que obtengan todas las Comunidades sea
positivo sólo implica más poder para los políticos locales, pero no
necesariamente un mayor bienestar para toda la sociedad. El incremento de
recursos para las Comunidades se cubre con fondos del gobierno central, es
decir, de todos los ciudadanos. Todos costeamos esas mayores aportaciones, y ─según se distribuyan─ los ciudadanos de
cada Comunidad ganarán o perderán dependiendo de si el beneficio es mayor que
el coste o viceversa.
Es por tanto de suma
importancia que la distribución se realice con la máxima objetividad y que
quien distribuya no esté sometido a coacción o a posibles sobornos. Nuestro
sistema está viciado en el inicio, desde el momento que en el Congreso se
asientan partidos nacionalistas y regionalistas interesados exclusivamente en
su Comunidad y que prescinden abiertamente del interés general. Si el gobierno
central no posee mayoría absoluta, se ve forzado a buscar el apoyo de alguno o
algunos de esos partidos minoritarios que tan sólo se lo prestarán a condición
de que se beneficie a sus regiones frente al resto.
Hablamos de posible
cohecho, lo cual es lógico, en cuanto nos enteramos de que un político o un
funcionario con capacidad de decidir reciben un regalo de un contratista, pero
¿qué calificativo deberíamos emplear cuando un gobierno distribuye la
financiación autonómica de forma sesgada a favor de una Comunidad Autónoma a
condición de recibir en el Congreso el apoyo del correspondiente partido
nacionalista? ¿Es posible que no nos demos cuenta de que hemos construido un
sistema político y electoral que conduce irremisiblemente al cohecho?