El chollo de la telefonía móvil

Con be, con be, ocho billones de pesetas ha obtenido Alemania con las licencias de móviles de tercera generación. Gran Bretaña consiguió hace pocos meses seis y medio. Francia e Italia esperan superar los tres y así sucesivamente en todos los países de nuestro entorno, expresión que tanto se lleva. ¿Y España qué? España «ná». El Gobierno es tan generoso que las ha regalado. «España y yo somos así, señora», que diría Marquina.

Y no es que a uno le cojan de nuevas tales cosas. El felipismo nos ha dejado una larga lista de obsequios, chollos, gangas, bicocas o como se les quiera llamar, que los distintos gobiernos, con el patrimonio de todos los españoles, han canalizado a sus amigos o a empresas afines. Después hemos visto -por supuesto, sin conexión alguna con lo anterior- de qué modo el sector privado descubría la inmensa valía como gestores de muchos socialistas y los fichaba para puestos importantes. Casi nada puede ya sorprendernos; pero es que en esta ocasión se han pasado. Un 5% del PIB. Como continúen por este camino, Aznar y sus muchachos van a hacer bueno el felipismo.

«Aquí hay tomate, me dice mi amigo Agapito Carrasco. Todo esto huele muy mal. Un ministro empeñado en resolver el concurso deprisa y corriendo pocos días antes de que expirase su mandato. Y después, ¡ale, al sector privado! Y si no, cómo se explica que contraten a alguien que ha vendido por uno lo que vale cien. Lo lógico es que no encontrase ya empleo en toda su vida».

Las sumas fabulosas que vienen alcanzado las subastas de la telefonía móvil en todo el mundo demuestran claramente que en este mercado no va a existir competencia, que las empresas están convencidas de que podrán fijar precios abusivos por encima de los costes y de la rentabilidad normal del capital, y de que obtendrán unos beneficios extraordinarios de tal calibre que les compensarán con creces de las enormes cantidades pagadas por las licencias. Como siempre, el perjudicado será el consumidor.

No pueden hablar en serio quienes justifican el regalo español en la creencia de que los precios del servicio serán aquí más bajos. Los precios serán iguales, pero eso sí, los beneficios de las compañías mucho más elevados. Ya ha ocurrido con la telefonía móvil de primera generación. El BSCH ha vendido su participación en Airtel en seis veces lo que le había costado. Empresarios emprendedores.