Inflación
y Presupuesto
Es sorprendente lo vulnerables que son los
medios de comunicación a la intoxicación en materia económica, prueba, o bien
del analfabetismo que en estos temas embarga a la mayoría de los periodistas o
de su falta de independencia al tratar las cuestiones que afectan al dinero. Lo
más seguro es que sean ambas cosas a la vez. Y como es lógico la intoxicación
de la opinión publicada se traslada y se transmite a la opinión pública, es
decir a toda la sociedad. Al final todos terminamos creyendo lo que al gobierno
y a los intereses económicos le conviene que creamos.
Estos días diferentes medios vienen
incidiendo sobre los efectos que la desviación en el objetivo de inflación va a
tener en las cifras presupuestarias. Pero eso sí, todos hacen referencia
exclusivamente a los gastos. Más concretamente a las pensiones y a los
salarios. Y se olvidan por completo de los ingresos, como si la mayoría de
estos, por no decir la totalidad, no estuviesen indiciados.
Se pueden leer titulares de este tenor:
"la desviación del IPC costará más de 200.000 millones en pensiones a las
arcas públicas". Para pasar enseguida a calcular el dinero que Hacienda
tendrá que pagar a los pensionistas como atrasos para que no pierdan poder
adquisitivo, en virtud del acuerdo firmado con los sindicatos y que se tradujo
posteriormente en ley. Cada décima de desviación de la inflación real sobre la
prevista costará 15.000 millones de pesetas. Luego números cantan.
Subliminarmente se vierte la tesis de que la
actualización de las pensiones crea problemas en el presupuesto, y que estas
circunstancias dificultarán tanto la dotación del fondo de reserva de la
seguridad social como la subida de las pensiones mínimas por encima del IPC. Se
oculta que si una mayor inflación que la prevista incrementa el gasto en
pensiones, incrementa también y, seguramente en mayor medida, las cotizaciones
sociales al ser el PIB nominal también mayor.
El sofisma adquiere proporciones más
ridículas en el tema de los salarios de los empleados públicos y de otras
partidas de gastos del presupuesto como los de sanidad. Aquí no hay
actualización. Los funcionarios perderán, una vez más, poder adquisitivo y los
gastos sanitarios crecerán en términos reales a un ritmo menor que el previsto;
sin embargo la recaudación impositiva si se incrementara en función de la
inflación real y por lo tanto en mucha mayor medida que la prevista. La
desviación en el objetivo del IPC lejos de crear dificultades en el presupuesto
como pretender insinuarnos generará un superávit adicional, ya que los ingresos
se indician automáticamente, mientras que los gastos tan sólo lo hacen en la
medida que el gobierno y la ley lo autoricen, lo que ocurre únicamente con
algunas pocas partidas.
Algo similar sucede en el sector privado. Se
afirma que los empresarios tendrán que hacer frente al coste adicional de la
revisión salarial. ¿Pero es que acaso los precios caen del cielo? Son los
empresarios los que los fijan y al fijarlos determinan también la cuantía de
sus ingresos como colectivo. Los ingresos globales empresariales se
incrementarán de acuerdo con la inflación real y no con la prevista; sin
embargo no van a ser todos los salarios los que se revisen. Un 28% carece de
cláusula de revisión salarial, en otro 9% la revisión es sólo parcial y en otro
31% se aplicará únicamente para el próximo año, es decir, sin efectos
retroactivos. Son por tanto los trabajadores los que sufrirán en sus rentas la
desviación en la tasa de inflación, y no los empresarios. Estos, por el
contrario, incrementaran sus beneficios.