Veinticinco años de paz

Como, por mor de los medios y de los que están detrás de ellos, todos hemos terminado en este país por volvernos monárquicos, estamos condenados estos días a escuchar loas sin fin a la corona. Izan la estabilidad como bandera y así cubrir el disparate que representa hacer la jefatura del Estado hereditaria. La alternativa monarquía-república, antes que un tema político, es un asunto de estricto sentido común. Tal como afirmaba Pi i Margall: «La república lleva sobre la monarquía la ventaja que lleva todo lo racional sobre lo absurdo». Pero frente el absurdo se enarbola el pragmatismo, la estabilidad, la paz. El viejo general también hablaba de 25 años de paz. También su régimen fue un régimen estable, tanto que únicamente finalizó con la muerte del dictador. Veinticinco años de paz, veinticinco años de democracia. No la democracia que el pueblo pudo libremente elegir, sino tan sólo ese cuanto de ella que nos permitieron y con el que establemente seguimos caminando a fuerza de trompicones.

La estabilidad se compra con déficit democrático. La paz se consigue siempre que los de abajo se conformen con el sistema político que imponen los de arriba. La inflación desaparece tan pronto como los trabajadores aceptan perder poder adquisitivo. Ahora se confirma que el socialismo democrático de Allende estaba predestinado a no ser estable porque Nixon y la CIA habían decidido desestabilizarlo y que los crímenes de Pinochet iban a perdurar hasta que al dictador le pluguiese porque gozaba del beneplácito de EEUU. La República española no fue estable porque no agradó a la derecha y a los militares. El régimen de Franco gozó de 40 años de estabilidad porque convenía a eso que se llamaba las potencias occidentales. La democracia estable de Chile se compró con la impunidad de Pinochet y sus adláteres. La estable democracia española se adquirió a base de confirmar los privilegios, prebendas, fortunas y jerarquía social establecidos durante el franquismo.

EEUU posee el sistema político más estable, tan estable que como estamos viendo estos días no ha cambiado desde los padres fundadores, tan estable que a más de la mitad de los americanos les da igual quién pierda o quién gane. La democracia española, como alumna aplicada del imperio, también se ha hecho estable. Garantiza la paz y el orden, el antiguo orden, el perenne e inmutable orden.