El
SMI no es noticia
En el verano, las
noticias suelen escasear y los medios de comunicación se las ven y se las
desean para llenar sus espacios, ya sea escritos o
audiovisuales. Este año no constituye una excepción. Pues bien, a pesar
de ello, las organizaciones sindicales no encuentran hueco en la prensa para
que afloren sus reivindicaciones sobre el salario mínimo interprofesional (SMI).
Se acerca la
elaboración de los Presupuestos Generales del Estado y los sindicatos son
conscientes que, como todos los años, el Gobierno deberá fijar el SMI para el
próximo ejercicio y se temen que, también como todos los años, incumpla el
Estatuto de los Trabajadores. Y, lejos de negociar con ellos su incremento
teniendo en cuenta el índice de precios al consumo, la productividad media
nacional, la participación del trabajo en la renta nacional y la coyuntura
económica general, tal como establece dicho estatuto, lo fije de manera
unilateral atendiendo exclusivamente a la inflación prevista.
Por ello, junto con IU y el PSOE, se han
dirigido al Gobierno reclamando una subida sustancial que compense al menos
parcialmente el deterioro que esta magnitud viene sufriendo año tras año. Tal
requerimiento apenas ha merecido la atención de la prensa y es que los que
verdaderamente mandan en los medios, todos con retribuciones astronómicas, no
están en absoluto interesados en que se revise la política laboral. Tal vez
tengan razón en una cosa, en que por desgracia la pérdida de poder adquisitivo
del SMI hace mucho tiempo que dejó de ser noticia y, por ende, tampoco lo es la
constante reivindicación sindical sobre la materia. Ya saben ustedes lo del
perro que muerde al hombre o el hombre que muerde al perro. Nos hemos
acostumbrado y nos parece natural.
De todas formas, quizás este año sí hay algo
novedoso en el requerimiento que merecería, a mi entender, un poco más de
atención de los medios. El partido socialista se ha unido a la reivindicación.
Afirma con toda razón que en los últimos cuatro años el SMI ha perdido 6,1
puntos de poder adquisitivo y exige al PP que compense esa desviación. Es una
pena que tales consideraciones no las hiciese cuando estaba en el gobierno, ya
que en esa etapa estaba en sus manos el aplicarlo, porque lo cierto es que el
SMI viene deteriorándose desde el año 1981; entonces ascendía al 45,6% del
salario medio y hoy apenas alcanza el 35%. Bienvenido sea no obstante el PSOE a
la peña de los reivindicativos, con tal de que no se le olvide de nuevo en
cuanto llegue al poder, lo que es muy probable si ficha asesores como Ángel
Rojo.
En los momentos actuales, el SMI en nuestro
país está establecido en 451,2 euros mensuales, el más bajo de toda la Unión
Europea si exceptuamos a Portugal, y menos de la mitad del que tienen países
como Francia, Holanda o Bélgica. Resulta bastante difícil de creer que alguien
pueda vivir con esa cantidad. Con cifras tan exiguas el concepto pierde toda
operatividad, porque hasta el mercado, sometido a la implacable ley de la
oferta y la demanda, termina fijando salarios más altos. Esa es sin duda la
finalidad de unos y otros, los de derechas y los teóricamente de izquierdas que
han abrazado el credo neoliberal: pretenden que todo lo fije el mercado, hasta
las condiciones laborales.
Distintos
planteamientos defienden tanto los Convenios de la OIT como la Carta Social
Europea (CSE), que consideran la necesidad de fijar un umbral (el SMI) por
debajo del cual no deba establecerse ninguna retribución laboral, puesto que se
estima el mínimo necesario para garantizar la subsistencia del trabajador de
una manera digna. Esto es especialmente importante en aquellas actividades que
no disponen de un régimen eficaz para la fijación de los salarios.
La
CSE, ratificada por España en 1980 y que tiene carácter de convenio
internacional, determina que el SMI no debería ser nunca inferior al 60% del
salario medio. Su cumplimiento por los distintos países es controlado por un
comité de expertos nombrados por los propios gobiernos. En el último ciclo de
control sobre nuestro país, el comité estimaba que un SMI, como el español, tan
alejado del salario medio es manifiestamente injusto, y establecía por tanto
una conclusión negativa. Pero tales informes tampoco son noticia para los
medios de comunicación; la noticia sólo se encuentra en los de la OCDE o en los
del FMI.