El
actual movimiento cantonalista
El grito de “viva
Cartagena” ha quedado como sinónimo de desorden, de anarquía, de desgobierno. En la actualidad, podría
traducirse también por un “viva Cataluña”. El “viva Cartagena” es expresión del
atávico individualismo español, y de la inveterada tendencia centrífuga tan
propia de nuestro país. El cantonalismo originó la muerte de
Son muchos los que,
como Galdós, cometieron el error de identificar república y federalismo o, lo
que es lo mismo, centralismo y absolutismo. Mariclío,
personaje central y representativo de la quinta serie de los Episodios
Nacionales, se expresa del siguiente tenor: “La idea federal es hermosa… pero
dudo, ¡ay!, que pueda implantarla de una manera positiva y duradera un pueblo
que ayer, como quien dice, ha roto el cascarón del absolutismo”. Galdós escribe
a posteriori de los acontecimientos históricos. “
En contra de la opinión de los
conservadores, el movimiento cantonalista estuvo muy lejos de ser una
revolución social. Solo Alcoy y alguna que otra actuación aislada en Andalucía
por la influencia anarquista y de la Internacional serían dignas de recibir tal
denominación. En el resto, el
levantamiento fue originado por una burguesía; como algunos historiadores los
han denominado, políticos de café, en realidad mitad políticos, mitad
literatos, generalmente provincianos, con una visión utópica de la realidad.
Pi y Margall pasa por ser el padre intelectual del federalismo
español. Su pensamiento hunde sus raíces en un anarquismo utópico heredero de Proudhon con tintes individualistas y en el que la democracia
debe basarse en pequeñas unidades políticas –cuanto más pequeñas mejor—, que
tiene como sumo analogado a
En un mundo globalizado cuya mayor amenaza a
la libertad parte de corporaciones gigantes que condicionan y determinan en
casi todos los aspectos la vida de las personas, la división y el
fraccionamiento del poder político tienen por fuerza que generar indefensión en
los ciudadanos. Hoy retornamos al cantonalismo. Hay quien quiere resucitar la
idea –la llaman autogobierno— de que la democracia está unida a la dimensión
del ente político, cuanto más pequeño y pueblerino, mejor. Pero la realidad
muestra precisamente lo contrario. La democracia directa resulta imposible
desde hace muchísimos años, e incluso los resultados conseguidos cuando se dio
en otras etapas históricas serían hoy totalmente insatisfactorios; por lo que,
en principio, cabría pensar que la mayor o menor democracia de una sociedad no
guarda concordancia con su tamaño; pero, de existir tal correlación, sería
inversa, contraria a la manifestada por los cantonalistas. Cuanto más pequeño
es el ente político, más vulnerable al poder económico y más susceptible de
corrupción. Lo presenciamos diariamente en los Ayuntamientos.
El movimiento cantonalista recibe hoy el
nombre de nacionalismo, pero su alcance es mayor. Ha tomado cuerpo también en
las oligarquías políticas provincianas, de manera que éstas terminan
comportándose como si de partidos nacionalistas se tratase. Los reinos de
taifas se han multiplicado por doquier y cada uno actúa a su antojo y en el
mayor desorden. Si actualmente no se emite moneda en las Autonomías, como en
El País Vasco y Navarra lograron en la
Transición –quizás el terrorismo no fuera del todo ajeno-
mantener privilegios medievales, generando un reino de taifas fiscal que ha
sido puesto en entredicho por
Se pretende justificar el Estatuto de
Cataluña recurriendo a que los populares han aceptado en otros estatutos
preceptos similares a los que critican en Cataluña. Hasta el Tribunal
Constitucional cae en la trampa
y, antes de pronunciarse sobre el recurso del PP, acepta analizar si este
partido ha dado por buenos en el Estatuto de Andalucía artículos semejantes a
los recurridos en el catalán. Postura incoherente, porque éste será o no
constitucional independientemente de lo que ocurra en el de Andalucía y en el
de otras Comunidades. Lo más que puede suceder es que estos también sean
inconstitucionales.
La bondad o maldad del Estatuto catalán no depende de lo que diga o deje de decir el PP, y mucho menos de
lo que esta formación política acepte o no en otras Comunidades. Es más, el mayor
peligro del Estatuto catalán radica en que fuerza a otras Comunidades a seguir
sus pasos si no quieren quedar en un lugar subalterno y obliga a todas las
formaciones políticas a convertirse en cantonalistas
en cada una de las Autonomías, salvo que se resignen a quedar marginadas.
La postura a veces demasiado catastrofista
de los dirigentes nacionales del PP ha permitido que el Gobierno se instale en
el latiguillo de que el Estatuto se ha aprobado y no ha pasado nada.
Difícilmente podía pensar nadie que inmediatamente después de la aprobación del
Estatuto catalán estallaría la guerra civil, pero eso no quita para que poco a
poco vayan a ir surgiendo consecuencias muy perversas incluso para los propios
catalanes. La marcha y la evolución de las sociedades, tanto en el aspecto
político como en el económico, son lentas. En realidad, ahora empiezan a
vislumbrarse los efectos nocivos del Estado de las Autonomías y de la ley
electoral establecidos en la Transición.
Hoy por hoy, el Estatuto de Cataluña está
por desarrollar e incluso pendiente de fallo de los distintos recursos en el
Tribunal Constitucional, pero los cantonalistas catalanes no están dispuestos a
esperar demasiado. Que nadie se engañe: poco a poco irán poniendo en marcha lo
que el Estatuto establece y también
lo que no establece. Las múltiples ocasiones de chantaje que sin duda alguna se
producirán frente al Gobierno central, sea éste del signo que sea, garantizan
que todos los horrores del Estatuto, incluso los que aparecen como meras
posibilidades, terminarán llevándose a cabo.
En estos días, el Parlamento catalán ha
aprobado una ley por la que se crea la agencia tributaria de esa comunidad y
que se prefigura como la competente para gestionar y recaudar todos los
impuestos vigentes en Cataluña, sean estatales o autonómicos. La secretaria de Política Autonómica e Institucional del PSOE aplaude y
tacha de anticatalanes a los que critican