Utilización
política del terrorismo
Entre los tópicos
que se han instalado en el imaginario político se encuentra la idea de que la
problemática que rodea el terrorismo debe estar al margen de los enfrentamientos
partidistas. De lo contrario, dicen, se hace el juego a los terroristas. Nunca
he entendido tal tabú. Es como si por criticar o discutir la política de
seguridad del Gobierno, se pudiera afirmar que se hace el juego a los
delincuentes. La coincidencia en combatir el terrorismo y desear el fin de la
violencia no implica estar de acuerdo en los medios, la táctica y la estrategia
para conseguirlo.
Resulta difícil de entender por qué no se
puede estar en desacuerdo con la política antiterrorista, al igual que se puede
discrepar de la política económica, fiscal o industrial del gobierno de turno.
De hecho, fuimos muchos los que contemplamos con recelo la política de los
gobiernos del PP en esta materia, y más de una formación política la criticó abiertamente.
El pacto antiterrorista fue suscrito únicamente por el PP y el PSOE, señal de
que los otros partidos no estaban de acuerdo y tampoco se privaban de
manifestarlo.
En esto como en otros muchos aspectos, la
hipocresía informa el lenguaje político, porque no solamente es que en la lucha
antiterrorista quepan posturas distintas, sino que también, se pretenda o no,
el terrorismo y todo lo que lo rodea puede tener influencia en los resultados
electorales. Siempre consideré que en la mayoría absoluta conseguida por Aznar
en el año 2000 tuvo mucho que ver la política antiterrorista, incluso
antinacionalista, que el Gobierno había seguido en la anterior legislatura. Es
más, creo también que si el PSOE desde la oposición propuso y suscribió el
pacto antiterrorista fue debido al intento de que el PP no se despegase más en
el apoyo popular.
El 11-M constituye la prueba más palpable de
que el terrorismo puede influir en el proceso electoral. Al principio de la
mañana y ante las primeras noticias del atentado, en el supuesto entonces
generalizado de que había sido obra de ETA, creo que fuimos muchos los que
pensamos que el PP se había garantizado la mayoría absoluta. De igual modo que,
cuando poco a poco fue trascendiendo la información de que la autoría era del
terrorismo islámico, surgió el convencimiento de que a Rajoy se le escapaba la
mayoría absoluta, y posiblemente el triunfo, como así sucedió.
Sin duda, no se puede identificar
nacionalismo con terrorismo, (esta identificación fue uno de los aspectos más polémicos
en la actuación antiterrorista del Gobierno Aznar); sin embargo, no se debe
olvidar que, aun cuando discrepen en los medios, ETA y el PNV coinciden en los
fines, y al margen de intenciones y por la simple dinámica interna de los
hechos, determinados pasos dados por la banda terrorista pueden ayudar a las
pretensiones de los partidos nacionalistas en Euzkadi.
De ahí que por ejemplo el lehendakari Ibarretxe, aunque después rectificara,
convocase una manifestación con un lema tan ambiguo como paz y diálogo, que
puede suscribir hasta Batasuna. Y es que Ibarretxe, antes que nada, lo que
quiere es un diálogo con ETA y un diálogo político porque si, como se dice, se
pagase un precio político, el beneficiario no solo sería la izquierda
abertzale, sino también el PNV. Arzalluz, con cierto
descaro, lo supo plasmar perfectamente en una imagen: “ETA sacude el nogal y
nosotros recogemos las nueces”.
Esta realidad
bifronte es la que entre otras cosas hace diferente la situación en Euzkadi de otros fenómenos parecidos. Ahora que hay tanto
interés en dirigir la mirada hacia Irlanda convendría considerar la reacción
del Gobierno británico ante el atentado del IRA sucedido durante
El enfrentamiento que el PP y el PSOE vienen
manteniendo en esta materia puede obedecer, qué duda cabe, a posturas
ideológicas, pero en tanta o mayor medida también a intereses electorales.
Ninguna de estas dos formaciones tiene demasiados reparos en atacar a la
opuesta, utilizando como pretexto la lucha antiterrorista. El PP en su
oposición al Gobierno está utilizando con frecuencia a
Siempre me he
preguntado por la utilidad de las manifestaciones en contra del terrorismo.
Dudo que a quienes están dispuestos a poner bombas o defender dogmáticamente
sus ideas a través de la violencia les importen lo más mínimo las
manifestaciones populares. Me temo que otros son los resultados que se esperan,
dependiendo siempre de los intereses de los convocantes.
Desde hace algún
tiempo, va tomando cuerpo la sospecha de que Zapatero puede estar cediendo a la
tentación de utilizar la política antiterrorista, incluso la política
territorial, con fines electorales. La deriva nacionalista adoptada últimamente
por el PSOE, dada la tipología del arco electoral y parlamentario, significa
dejar al PP en solitario la defensa de la unidad del Estado; pero, por lo
mismo, representa también aislarle y hacer imposible su gobierno, como no sea
con mayoría absoluta. Bien es verdad que en esa estrategia puede estar contando
con un colaborador de excepción, el propio PP, que aun cuando pueda tener razón
en algunos planteamientos la pierde por lo extremo y exagerado de sus posturas.
Se han prodigado
últimamente algunos artículos que, aunque diferentes, tienen un punto en común:
advierten de que la posición cerril y montaraz adoptada por la dirección actual
del PP podría conducir a que, al igual que el 14-M, muchos ciudadanos
habitualmente abstencionistas o incluso votantes de centro se inclinasen por el
PSOE con la única finalidad de que el PP no llegase al poder. Puede ser que
este análisis sea correcto, y la dirección del PP debería tenerlo en cuenta.
Pero también es posible que se produzca el fenómeno contrario, que muchos
ciudadanos, considerando que el problema más grave que afecta hoy a la sociedad
española es el del debilitamiento del Estado central y su disgregación, opten
por votar al PP aun cuando estén en desacuerdo con su ideología y con muchos de
sus planteamientos. Y ello por el simple motivo de considerar que en las
circunstancias actuales es la única formación política que se opone al desmadre
territorial. Esta hipótesis también debería tenerla en cuenta la dirección del
PSOE.