Pecado
original
Entre los dimes y diretes sobre ese culebrón
estival que es Gescartera, me ha llamado la atención
de forma especial una información reciente: el secretario de Estado de Hacienda
fue asesor fiscal de Gescartera. Verdad o mentira,
tal vez sí o tal vez no, me es igual. No considero relevante la realidad
fáctica, sino la posibilidad, y, la posibilidad, claro que se ha dado. La
gravedad radica en que un gobierno escoja para director general de Tributos y
más tarde para secretario de Estado de Hacienda a un asesor fiscal en
ejercicio. A partir de ahí, todo puede ocurrir.
Casi todas las religiones colocan en el
origen, al principio de los tiempos, una primera falta de la que provienen y
que explica todas las demás culpas. Pues bien, el PP también tiene su pecado
original, los nombramientos y el origen de muchos de los altos cargos. Se
nombra como ministro de Industria y más tarde de Asuntos Exteriores a la mano
derecha de Javier de la Rosa; se escoge como titular de Ciencia y Tecnología a
una alta ejecutiva de una de las empresas privadas del sector; se coloca al
frente del mayor holding público y con la finalidad de privatizar las grandes
compañías estatales a alguien que tiene despacho privado abierto y que retorna
a él tan pronto como deja de haber algo interesante que privatizar; para
presidente del ICAC, organismo encargado de controlar a los auditores, se
designa a un socio de la principal firma de auditoría. Un número importante de
cargos públicos procede de la CEOE. Y para director de Tributos o para
secretario de Estado de Hacienda se nombra a un asesor fiscal. Explosivo.
¿Alguien puede extrañarse de que surjan después casos como el de Gescartera?
El PP se encuentra bajo una espada de
Damocles, pero no parece consciente de ello ni que tenga propósito de enmienda.
La sustitución de Giménez-Reyna se ha realizado con idénticos criterios. Y el
otro día, en un programa de radio, al portavoz parlamentario de Economía le
parecía normal que los técnicos de la Comisión de Valores pasaran sin solución
de continuidad a prestar servicios en Gescartera o en
cualquier otra agencia de valores. Feed-back fluido
entre la inspección tributaria y las asesorías fiscales, entre la CNMV y las
agencias de valores, entre los ingenieros al servicio de la Administración y
las empresas constructoras. Todos compañeros y amigos, todos dispuestos a
ayudarse. Hoy estoy aquí, mañana allí. Lo raro es que sólo haya aparecido una Gescartera.