El fin y los medios

¿Ataque contra Afganistán y otros países árabes?

NO.

El fin no justifica los medios. Por ello, el terrorismo, todo terrorismo, cualquiera que sea su finalidad, es repudiable, no admite justificación. Pero, por eso también, no se puede aceptar el todo vale en la lucha antiterrorista. El horror y la consternación de la masacre del martes pasado en EEUU difícilmente se enmienda con nuevas atrocidades, bombardeando indiscriminadamente otros países. Víctimas inocentes son también las originadas por los efectos colaterales en Trípoli, Panamá, Irak, Somalia, Afganistán y Sudán.

Hoy nos envolvemos en la bandera de la civilización occidental; pero olvidamos que uno de los primeros pasos en ese proceso civilizador es la superación de la venganza por la justicia, la derogación del ojo por ojo y diente por diente, la renuncia del ofendido a tomarse la justicia por su mano, la aceptación de la víctima de inhibirse a favor de una instancia superior y neutral. Es cierto que existe un gran déficit de instituciones en el orden internacional, pero con todos sus defectos ahí están las Naciones Unidas. Las actuaciones de EEUU o de la OTAN pierden legitimidad cuando la ningunean, tanto más si, como en el caso de EEUU, se ha boicoteado la constitución de un tribunal internacional y se ha defendido que los norteamericanos sólo pueden ser juzgados por Norteamérica.

Nadie puede creerse en serio que lo ocurrido el martes en EEUU pueda ser calificado de estado de guerra. Se comprende el interés de Bush en intentarlo para demandar la aplicación del artículo 5º del tratado de Washington, pero el nombre que en realidad le cuadra es el de terrorismo, terrorismo brutal, monstruoso y asesino. Seguramente el mayor acto terrorista hasta hora perpetrado, el que ha ocasionado mayor número de victimas, pero la cantidad y la extensión no modifican su naturaleza. Terrorismo igual que el que han sufrido y sufren muchos países, y no por eso se plantean arrasar a otras naciones. ¿Alguien hubiese entendido que en aquellos tiempos en que Francia era el santuario de ETA, España hubiese pretendido bombardear aquel territorio o la aplicación del citado artículo 5º?

Pero es que, además, estos ataques no sólo son ilegítimos, sino también inútiles, e incluso contraproducentes, a la hora de combatir a unos terroristas dispuestos a autoinmolarse. Los bombardeos indiscriminados —como los de Israel pretendiendo castigar los pecados de los hijos en los padres o en los vecinos— lo único que consiguen es incrementar el odio . En el origen de éste terrorismo se encuentra sin duda un demencial fundamentalismo religioso, pero la pregunta que debemos hacernos es qué condiciones sociales, políticas y económicas han creado EEUU y Europa para que un fanatismo de tal calibre haya arraigado y se haya extendido en pueblos que durante muchos siglos han dado muestra de más tolerancia que los estados cristianos, acogiendo a los judíos que aquéllos expulsaban.

Me dan miedo los que, en aras de un fundamentalismo religioso, se consideran enviados de Alá e identifican a EEUU con Satán, pero también siento cierto estremecimiento, por lo que tiene también de fundamentalista, escuchar al presidente Bush calificar la situación actual de un combate entre el bien y el mal.