Sueldos de
banqueros y de otros especímenes
El
Gobierno anuncia que va a limitar las retribuciones de los ejecutivos de las
entidades financieras que han recibido o van a recibir ayudas públicas. Resulta
curioso que después de siete años de Gobierno socialista hayamos tenido que
esperar a que el PP alcance el poder para que se acometa tal medida. Bien es
verdad que a muchos les gustaría ver limitado su sueldo en esa cuantía, 600.000
euros al año, cien millones de las antiguas pesetas. Es un claro indicador de
lo que ingresan aquellos a los que no se les limitan sus haberes porque en
teoría no reciben ayudas públicas, ejecutivos, consejeros, etc., del resto de
las entidades financieras y grandes empresas. Digo en teoría porque hay muchas
formas de que los recursos públicos se orienten al sector privado. Guindos ha
afirmado reiteradamente que la reforma financiera que propone no utilizará dinero
de los contribuyentes, y basa su afirmación en que no va a afectar al déficit
público, pero una cosa es el déficit con su casuística talmúdica de Bruselas y otra,
muy distinta, la deuda y el tesoro público.
¿De
dónde va a salir la ampliación del capital del Fondo de Reestructuración
Bancaria (FROB) y su endeudamiento?, ¿se va a recuperar este dinero?, ¿acaso no
constituye una ayuda a todas las entidades financieras haber implantado un tipo
reducido en el IVA a la vivienda? Su finalidad no es abaratar el precio de las
casas –no se ha reducido la carga fiscal para las de segunda mano–, sino
facilitar que las entidades financieras vendan las que tienen en stock. ¿Y no
constituye una ayuda pública, y de enorme envergadura, el régimen fiscal del
que disfrutan las entidades que han invertido en el extranjero, hasta el punto
de que muchas de ellas apenas contribuyen por el Impuesto de Sociedades? Todo
lo que afecta a estas empresas es un asunto público. Ciertos sueldos son
impúdicos, tanto si reciben, como si no, sus empresas ayudas directas. No hay
mercado ni ley económica que pueda justificarlos. Una sociedad que los permite
es una sociedad enferma. Se dirá que al ser compañías privadas, el Gobierno no
puede limitarlos. Sí que puede, sólo necesita, por ejemplo, establecer en estos
escalones de renta del IRPF un tipo marginal tan alto como sea preciso.