Corresponsabilidad
Fiscal
¿Ecotasa
por dormir en una zona turística? SÍ
El modelo de financiación de las comunidades
viene siendo asimétrico. Los gobiernos autonómicos gastan sin asumir el coste
de tener que recaudar. En ausencia de tal limitación, la tendencia conduce a
que el gasto de las autonomías se incremente progresivamente y en mayor medida
que el del Estado. Se ha manoseado bastante el concepto de corresponsabilidad,
pero la mayoría de las veces se ha entendido de forma incorrecta. Apropiarse de
un porcentaje de los impuestos estatales poco o nada tiene que ver con ella. El
coste político lo sigue soportando el Gobierno central. Es más, la autonomía
normativa, en la medida en que se ha producido, ha servido tan sólo para bajar
los impuestos y conceder beneficios fiscales, especialmente a las empresas,
rompiendo, entonces sí, la unidad fiscal y practicando una competencia desleal
contra las comunidades colindantes.
Hasta ahora los gobiernos autonómicos han
hablado mucho de corresponsabilidad fiscal, pero han huido de ella con pavor. Y
he aquí que cuando determinadas comunidades quieren comenzar a ejercerla, el
Gobierno del PP y los voceros afines ponen el grito en el cielo. De la ecotasa
se ha dicho de todo. El ministro de Hacienda la considera un ataque a la
corresponsabilidad fiscal. El mundo al revés. Juan Flaquer,
portavoz del Partido Popular ha calificado el impuesto de «despropósito,
descabellado, equivocado, injusto y discriminatorio». Parece el jefe de la
patronal. Matas anuncia que se destruirá el tejido empresarial de las islas.
Ahí es nada. Todo ello por dos euros, poco más de 300 pesetas en una factura de
40.000. Más histriónico aún es el informe de la consultora Ernst&Young,
elaborado al dictado de los empresarios, y estimando que la aplicación de la
ecotasa supondría unas pérdidas de 104.000 millones de pesetas. Fácil lo
tienen: que asuman los 12 mil millones de la recaudación.
Nunca he entendido lo de la doble
imposición. La imposición es múltiple y, en último término, todos los tributos
recaen sobre la misma realidad: la renta. Por el esquema circular de la renta,
ésta se identifica con la producción y el consumo. El IVA se extiende también
al alcohol, al tabaco y a los hidrocarburos, y eso no impide gravarlos con
impuestos especiales. La propiedad inmobiliaria, amén de tributar en el
Impuesto sobre el Patrimonio, soporta el IBI. Y todas las ecotasas que plantea
la Unión Europea, y a las que se opone el Gobierno Popular, lógicamente se
superponen al IVA. ¿Acaso los recargos o simplemente la elevación de tipos no
constituyen doble imposición? Dejémonos de monsergas, lo que no se quiere son
impuestos, sobre todo si existe el riesgo de que los tengan que asumir con sus
beneficios los empresarios.