Las
tragaderas de Zapatero
Me vienen a la
memoria aquellos tiempos en que González iba proclamando que la inflación no es
de derechas o de izquierdas. Y claro que no lo es. Pero sí es de derechas
pretender que los salarios crezcan menos que los precios, con lo que la
distribución de la renta se hace más injusta y los trabajadores pierden poder
adquisitivo. Como también es de derechas cifrar toda la política económica en
el control de la inflación y sacrificar a este objetivo el crecimiento y el
empleo.
Ahora, a los hijos
del felipismo les ha dado por afirmar que bajar
impuestos es "muy de izquierdas". ¡Ahí es nada! Los tributos no
constituyen, desde luego, un bien en sí mismo, pero son instrumentos
imprescindibles si se quiere que el Estado realice una política redistributiva.
En el fondo todo se reduce a saber si se considera justa o no la distribución
que el mercado realiza de la renta y, por tanto, si es necesaria su corrección
por parte de los poderes públicos.
Para el
neoliberalismo económico, cuya ideología radica en última instancia en un
retorno al laissez faire
del siglo pasado –eso sí, con Internet y teléfono móvil–, el mercado es
sacrosanto, por lo que los impuestos deben ser mínimos, los imprescindibles
para mantener el orden, policía, jueces, cárceles, etc. Porque en lo tocante a
materia de orden los neoliberales dejan de serlo y se convierten en
conservadores, reclamando un Estado fuerte.
Nada de esto resulta
extraño. Es perfectamente conocido que desde Reagan y Thatcher
las fuerzas conservadoras han organizado una auténtica ofensiva contra los
sistemas fiscales y su progresividad. La revolución neoliberal, lo que algunos
hemos denominado la rebelión de los ricos, se ha iniciado en el área
tributaria. No en vano han sido las políticas fiscales de los Estados sociales
las que resultaban insoportables a la derecha y a las fuerzas económicas.
Lo que sí resulta
extraño y nos debería sumir en el mayor de los pasmos, si no fuese porque
estamos curados ya de espanto, es que los máximos responsables de un partido
que se llama socialista, haciéndose los modernos, vengan a explicarnos lo
"muy de izquierdas" que es bajar impuestos. Y todo eso en un país en
el que la presión fiscal se aleja seis puntos de la media europea y en el que,
en consonancia, el porcentaje que los gastos en protección social representan
sobre el PIB es también seis puntos inferiores al promedio de los restantes
países de Europa.
Cuando dos terceras
partes de los parados carecen de cualquier subsidio. Cuando la sanidad pública
se colapsa y las listas de espera terminan a menudo en tragedia. Cuando más de
la mitad de los pensionistas cobran una prestación de miseria. Cuando se carece
de una política efectiva de vivienda. Cuando la administración de justicia raya
la inoperatividad por falta de recursos. Cuando se posee un enorme déficit de
infraestructuras; etcétera, etcétera. He aquí que el ilustre Zapatero nos dice
que bajar impuestos es "muy de izquierdas". Y aun más, añade que
"resulta increíble que en algún momento nuestras posiciones intelectuales
hayan estado tan cerradas". Está claro que él las tiene abiertas... Las
tragaderas.