La culpa la
tiene el euro
La
amenaza de referéndum griego ha dejado algunas cosas claras: el miedo que los
poderes políticos y económicos tienen a la democracia y los enormes intereses
que se encuentran tras
La
mayoría de los países de la UM, al tener anclado el tipo de cambio, no solo han
perdido competitividad frente a Alemania, Francia o Austria, sino también
frente a EE UU, Gran Bretaña, India, China, Rusia, Brasil, México, Sudáfrica,
Tailandia, Singapur, etc. Desde su creación en 1999, y por seguir la política
impuesta por Alemania, el euro se ha revalorizado un 37% frente al dólar, 38%
frente a la libra, 52% frente al rublo, 56% frente a la rupia, 30% frente al
real brasileño, 92% frente al peso mexicano, etc. Hasta el yuan que tenía ya en
1999 un tipo de cambio infravalorado, se ha depreciado un 14%. En estas condiciones
¿cómo podemos ser competitivos?, ¿cómo evitar que nuestro tejido productivo se
deteriore más y más y que nuestro déficit exterior y por lo tanto nuestro
endeudamiento, solo se modere a fuerza de estar en recesión o en estancamiento?
La
apreciación del euro tiene también consecuencias desde el punto de vista
financiero. Ahora que está en cuestión la posible quita de la deuda griega hay
que poner de manifiesto que todos los bancos de la Eurozona, de forma
silenciosa y sin que nadie se entere, han tenido que sufrir a lo largo de estos
años una quita forzosa y gradual -pero no por eso menos real- de todos los
créditos, sean públicos o privados, nominados en dólares, en libras y en el
resto de monedas que se han depreciado. De estar fuera de la UM, Grecia no
precisaría acometer en los momentos actuales ninguna quita, ya que esta se
habría producido de manera discreta, tal como ha sucedido en EE UU o Gran
Bretaña. Lo que ahora va a realizar el país heleno es tan solo lo que otros han
hecho poco a poco, sin sufrir por ello la sanción de los mercados ni el anatema
político.