Europa como
coartada
Europa
se ha utilizado siempre como coartada para aplicar en España medidas
antisociales. El actual Ejecutivo está llevando a cabo el más duro e injusto
paquete de reformas que gobierno alguno se atrevió a plantear jamás y, de
nuevo, se recurre a Europa y a los mercados para justificarlo. Pero las cosas
no están tan claras, las decisiones comunitarias no caen del cielo, son fruto
de la votación de todos y cada uno de los Estados, incluyendo el nuestro. Así que,
se quiera o no, los distintos gobiernos españoles son responsables de los
acuerdos adoptados y de las consecuencias que de ellos se derivan. Por ejemplo,
el comisario de Asuntos Económicos y Financieros, Olli
Rhen, ha anunciado que llevará al Consejo para su
aprobación un catálogo de sanciones destinado a aquellos países que incumplan
el Pacto de Estabilidad y propone que tales sanciones puedan acordarse por
mayoría simple. ¿Qué va a votar el Gobierno español?, ¿va a seguir haciendo el
juego a los halcones del déficit cero o, por el contrario, va a tratar de
formar un frente común con los países que como deudores pierden competitividad
al no poder devaluar su moneda?
Se
dice que los mercados han obligado al Gobierno a poner en marcha las actuales
reformas. Pero no han sido los mercados, sino Merkel
y la incapacidad del propio Ejecutivo español para plantarse. Los especuladores
no apuestan al azar, antes de dirigir sus ataques, escogen aquellas víctimas
que por algún motivo carecen de defensa. Así ocurrió a principios de los
noventa cuando forzaron a la devaluación de la libra y de la peseta, ya que su
permanencia en el Sistema Monetario Europeo les obligaba a tener un tipo de
cambio irreal. Así ha sucedido en los últimos meses con los ataques a la deuda
de Grecia, de Portugal y de España, que no eran debidos tanto a la situación de
sus finanzas públicas -no ha existido la misma ofensiva contra Gran Bretaña-,
como a que su permanencia en