Vamos
a contar mentiras
“Ahora que vamos despacio, vamos a contar
mentiras tralará…”, cantábamos en nuestros tiempos
infantiles. Hoy no sé si vamos o no vamos despacio, pero es evidente que
podíamos tararear unas coplillas parecidas. Vamos a contar mentiras,
disparates, paradojas, incongruencias, desatinos.
El
señor Rosell, jefe de la patronal catalana, promueve el despido de los
funcionarios de
Como
bajar los impuestos es de izquierdas, el presidente del Ejecutivo anuncia la
eliminación del Impuesto sobre el Patrimonio, y el señor Rajoy y los
empresarios, se supone que por el mismo motivo, están totalmente de acuerdo. Y
para ser todavía más de izquierdas, el señor Gómez Navarro, antiguo ministro
socialista y hoy ─por la gracia del
Gobierno─ presidente de las
Cámaras de Comercio, propone que se reduzcan las cotizaciones sociales que
pagan los empresarios y se suba el IVA que grava por igual a todos los
ciudadanos.
El
señor Gómez Navarro, para continuar siendo fiel a su ideología de izquierdas,
considera que se debe flexibilizar aún más el mercado laboral con la finalidad
de que los salarios crezcan menos si cabe, y continúen perdiendo poder
adquisitivo. Lógicamente, la moderación salarial no debe afectar a los
consejeros ejecutivos de las grandes empresas cuyas retribuciones anuales ─que ascienden por
término medio, según datos de la CNMV, a 872.000 euros (cerca de 130 millones
de pesetas)─
aumentaron el año pasado, sin duda por parecerles exiguo su nivel retributivo,
un 33,33%; aproximadamente igual que el común de asalariados. Tampoco creo que
el señor Gómez Navarro se refiriese al resto de ejecutivos privados cuyo sueldo
anual medio alcanza 389.174 euros (unos 65 millones de pesetas).
El
señor Rossell proclama que deben eliminarse los privilegios
y equiparar las condiciones de trabajo del sector público y el sector privado.
Algunos se preguntarán si es que aboga porque los
directivos públicos se blinden con indemnizaciones similares a las que aparecen
en los contratos de los ejecutivos privados, o se les reconozcan sueldos
similares a los citados más arriba y que no deben de ser muy distintos de los
que cobra el propio señor Rosell. Asimismo podría pensarse que se refiere a que
las retribuciones que pagan a sus empleados las Comunidades Autónomas y muchos
Ayuntamientos sean las que rijan también para los funcionarios de
El
capital privado se ha hecho con el control de los grandes suministros públicos:
gasóleos, electricidad, comunicaciones, gas, etc. Las grandes empresas
pretenden ir más allá; sin importarles el beneficio, quieren dar más servicios
a la comunidad y por eso ambicionan introducirse progresivamente en todas las
labores públicas. Cada vez hay menos funcionarios y se externalizan más las actividades administrativas. El señor Gómez
Navarro, que es de izquierdas, pretende que se privatice la gestión de la
sanidad, con lo que sin duda sobrarán empleados públicos, todos los médicos. En
esto coincide con el señor Rosell, que es nacionalista y de derechas, y que
también quiere prescindir de los funcionarios, al menos de los de
¿Mentiras,
incongruencias, desatinos...? La realidad misma.