Olvidemos
a Pablo Iglesias
El 75º aniversario de la muerte de Pablo
Iglesias ha pasado sin pena ni gloria. Casi desapercibido. Ignorado por los
medios. Iluso de mí, entré en la página web del PSOE. Tampoco allí se
prodigaban sobre el tema. Aunque, si bien se piensa, resulta lógico. Lo mejor
que se puede hacer con el personaje es dejarlo tranquilo en su hipogeo, no
airearlo, no sea que vayan a ponerse de manifiesto nuestras contradicciones. La
Historia la escriben los ganadores y es obvio que si alguna doctrina es hoy
hegemónica no es precisamente la de Pablo Iglesias. Ahora lo que se lleva es lo
de Cánovas y Sagasta, el turnismo.
¿Qué es eso del socialismo? El socialismo se ha transformado en simple
liberalismo.
Pablo Iglesias fundó un partido socialista,
proletario, de masas, contrapuesto a los partidos burgueses, incluso a los
republicanos que se llamaban de izquierdas. También a él le acusaron de hacer
la pinza. La nueva formación política, decían, restaba votos y apoyo a los
republicanos y facilitaba el triunfo de la derecha. Hoy, hasta los que se
tienen por sus seguidores son monárquicos. Y un rey visita la exposición que
con motivo del aniversario se ha organizado; es un bisnieto de aquel otro rey
que lo encarceló.
Y es que el legado de Pablo Iglesias ha sido
secuestrado, raptado por la derecha. No hay mejor forma de destruir una idea
que asumirla, apropiársela, para más tarde vaciarla de contenido y que ya no
signifique nada de lo que representó. El Estado social, democrático y de
Derecho, aspiración suprema de los partidos socialistas, se ha incorporado a
todas las constituciones, pero como mera declaración programática, letra
muerta, no jurídicamente exigible por supuesto, y siempre condicionado a las
supremas normas del mercado y de la economía, con lo que se le convierte en un
elemento ornamental carente de cualquier consecuencia práctica.
El socialismo ha muerto pero no porque haya
caído el muro. El muro tampoco existía en tiempos de Pablo Iglesias. Murió en
la URSS y en los países del Este mucho antes, tan pronto como se desnaturalizó
y se transformó en la dictadura no del proletariado sino de una nueva clase
dirigente. El socialismo desapareció en Occidente tan pronto como los partidos
socialistas comenzaron a hacerse razonables. Del socialismo sólo queda el
nombre. Mejor será que no nos acordemos de Pablo Iglesias.