Debacle en las Bolsas

Anda el que más y el que menos desconcertado con la debacle sobrevenida en las bolsas de valores. No encuentran explicación convincente. Existe una clara desproporción, afirman, entre el deterioro de los resultados económicos y el desplome en las cotizaciones de los mercados financieros.

Pero, tal vez, lo que haya que explicar no es la caída de ahora sino la subida de antes. Hay quien se extraña de que en 18 meses (desde marzo de 2000 a la actualidad) el valor (valor en Bolsa) de Telefónica se haya reducido un 66%. Lo realmente sorprendente es que en un semestre (desde septiembre de 1999 a marzo de 2000) su cotización se duplicase. Lo prodigioso es que en cinco años (desde 1995 a 2000) el índice de la Bolsa de Madrid pasase de 300 a 1000. Porque, ¿acaso en este periodo las empresas españolas han triplicado por término medio su valor? Lo asombroso radica en que la cotización de sociedades con fuertes pérdidas y sin activos conocidos, como no fuese un portalito en Internet, se fuese a las nubes. Lo insólito es, en suma, que Terra llegase a valer más que Telefónica. ¿O es que pensábamos que la Bolsa podía continuar subiendo indefinidamente? ¿O es que creíamos que eso de crear valor iba en serio? Si algo necesita explicación es la burbuja financiera, no es el pinchazo.

En toda burbuja especulativa, los precios en Bolsa no suelen guardar relación con el valor de las empresas. Al adquirir títulos de una sociedad, pocos son los que consideran el resultado económico que ésta va a tener en el futuro o el valor neto de sus activos y pasivos actuales. La gran mayoría invierte bajo la hipótesis tan sólo de que los precios de las acciones van a continuar subiendo. Las burbujas se autoalimentan; mientras todos piensen que van a ganar, ganan, porque las cotizaciones seguirán ascendiendo, pero basta que cualquier suceso, por pequeño que sea, siembre la duda para que el proceso se invierta y se produzca el derrumbe. Tal como afirma Galbraith, una característica común de todos los acontecimientos especulativos es la ausencia de memoria, la estulticia y fatuidad de los que creen haber encontrado la piedra filosofal. Ahora se dan consejos para evitar la esclerosis económica, pero no hace mucho se hablaba de la nueva economía y de los círculos virtuosos, se anunciaba la muerte de los ciclos y se vanagloriaban de haber descubierto el crecimiento estable y perpetuo.