De
los ajustes a la reforma laboral
Dicen
que lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible. Resultaba a todas
luces inviable la pretensión de conseguir que en 2012 el déficit público en España
alcanzase el 4,4% del PIB -cifra mágica fijada en 2010 por
El
Gobierno español con un ápice (nada más que con un ápice) de realismo ha
elevado el objetivo al 5,8%, por supuesto con la complicidad al menos permisiva
de otros gobiernos y de Merkel. En Europa no se mueve
nada sin la aquiescencia del IV Reich. Pero profundicemos en el fondo de la modificación,
porque, por mucho que pueda parecer lo contrario, el ajuste propuesto en 2010
por la Comisión del 4,4%, pero suponiendo que el PIB iba a crecer el 1,7%, era
mucho menos duro que el que se fija en este momento, un 5,8%, pero con la
certeza de que estamos en recesión y que el PIB, lejos de aumentar, va a
disminuir el 1,7%. Con unos mínimos cálculos se comprueba que la cuantía en
valor absoluto, es decir en euros, del déficit se situaría en ambos casos en
idéntico nivel, porque si bien es cierto que con la modificación acordada el
porcentaje pasa de
Lo
anterior nos lleva a la siguiente pregunta: ¿se podrá cumplir el objetivo
marcado? Con toda probabilidad, no. Lo mismo que a pesar de los enormes ajustes
realizados no se cumplió en 2011. Y es que la única forma de corregir el
déficit es creciendo y eso es precisamente a lo que los ajustes y esta política
brutalmente restrictiva no colaboran. Lo que está sucediendo recuerda las
aporías que Zenón de Elea utilizó para probar la filosofía de Parménides,
concretamente
No existe
más que un medio para corregir los desequilibrios de las finanzas públicas,
crecer y, para crecer, algunos países de la Unión Monetaria como España
precisarían devaluar, lo que les resulta imposible, por ello intentan un
sucedáneo, la deflación interior. Ese es el auténtico objeto de la reforma
laboral, la disminución de la retribución de los trabajadores. Nadie puede
afirmar con seriedad que el abaratamiento del despido va a crear empleo; muy al
contrario, lo que va a generar es un incremento sustancial del número de
parados. La verdadera y oculta finalidad de la reforma laboral es la reducción
salarial. Se trata de colocar en una tesitura tal a los trabajadores que no
tengan más opción que aceptar la retribución que les proponga el empresario.
Como en el siglo XIX, la alternativa es el paro y morir de hambre.
La
ruptura del nudo gordiano sería la devaluación; pero, ante su imposibilidad, se
busca una solución alternativa: la deflación interior y, además, centrada en
los salarios. Esta es la razón por la que algunos éramos tan críticos con la
creación de