¿Desde
cuándo endeudarse es de izquierdas?
Con lo
que sí guardan relación las derechas y las izquierdas es con la idea que se
tenga del papel del sector público. “El santo temor al déficit” remite a una concepción
decimonónica del Estado –la liberal, la del laissez-fair,
laissez-passer– con funciones muy reducidas. El
escenario cambia radicalmente en el Estado social donde el sector público debe
asumir la función de ser el primer y principal agente económico del país.
Se dice
que no se puede gastar más de lo que se ingresa. Esta pauta que se intenta
aplicar al Estado ocasionaría el desastre más absoluto de establecerse como
norma en las empresas, incluso en las familias. La inversión empresarial es la
fuente normal de los ingresos futuros y gran parte de ella ha de financiarse
con endeudamiento. Las inversiones que debe acometer el sector público no
tienen por qué regirse por reglas muy diferentes. Los ingresos públicos
dependen en gran medida del crecimiento económico y este a su vez de las
múltiples actuaciones que emprenden el Estado o los organismos públicos. La
educación, la sanidad, los gastos en investigación, una justicia ágil, buenas
comunicaciones y, en general, las obras públicas, incluso una Administración
eficaz y competente, son elementos imprescindibles para el desarrollo económico
y, por consiguiente, una inversión a medio y largo plazo que se traducirá en
mayores ingresos para el propio Estado que, en definitiva, es el primer socio
de toda la economía nacional.
Cuando
un Estado debe mucho pierde su autonomía, afirmó también Rubalcaba. Nadie
pretende la defensa indiscriminada del déficit. Pero el endeudamiento público
español es menor que el de la mayoría de los países de la Unión; en todo caso,
el problema radica en el endeudamiento privado. Gran Bretaña posee, en
porcentaje del PIB, casi el doble de deuda pública que España y, sin embargo,
no ha sufrido los ataques de los mercados. El talón de Aquiles de nuestro país
se encuentra en su pertenencia a