El precio de
los Presupuestos
Cuentan los Evangelios que Simón el
Mago pretendió comprar la facultad taumatúrgica de la que hacían gala los
apóstoles. De ahí el nombre de simonía que durante toda
El acuerdo al que han llegado el
PSOE y el PNV no es un pacto, es un cohecho, es simonía. No es un pacto porque
lo que se ha negociado no son los presupuestos sino que se le ha concedido a
una Autonomía un privilegio, rompiendo la caja única de
La práctica ciertamente no es
nueva. Desde UCD, los gobiernos, cualquiera que fuera su color, cuando han
estado en minoría se han visto obligados a comprar los votos de los
nacionalistas, con el consiguiente perjuicio para el resto de las Comunidades.
Tales hechos ponen en cuestión nuestra ley electoral y la propia calidad de
nuestra democracia.
Ahora bien, aun cuando todos los
gobiernos han tenido que pagar peaje, Zapatero ha superado todos los récords.
Sorprende la alegría y la frivolidad con que está desbaratando los fundamentos
institucionales del Estado social. Primero ha sido el Estatuto de Cataluña que,
amén de enturbiar las relaciones entre Cataluña y el resto de España, va a
distorsionar la hacienda pública, el sistema fiscal y la capacidad
redistributiva del Estado al ser imitadas bastante de sus prescripciones por
los estatutos de otras Autonomías.
Ahora, con tal de lograr los votos
que necesita para aprobar los presupuestos, no tiene inconveniente en aceptar
las peticiones del PNV y transferir a la Comunidad vasca las políticas activas
de empleo, pero por bastante más dinero del que tenían pactado con el gobierno
vasco y, además, incluyendo la capacidad de bonificar las cotizaciones de los
empresarios. Como siempre, se quiere encubrir
Dejando contabilidades creativas al
margen, lo cierto es que los empresarios vascos no van a pagar las mismas
cotizaciones que los del resto de España, al igual que no contribuyen de igual
forma en el impuesto de sociedades o en el de renta. Una vez más, se abre la
posibilidad de competencia desleal con otras Comunidades Autónomas,
especialmente con las limítrofes.
El problema se agudiza desde el
momento que –al igual que pasó con el Estatuto de Cataluña–
el resto de Autonomías comienza a reclamar la misma capacidad normativa en esta
materia que el País Vasco. El dumping y el caos están servidos.