Cuantos más
ajustes, peor
Hasta
ahora, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ocupaba el primer lugar en el
ranking de emitir ese discurso conservador basado en ajustes y reformas
regresivas, pero en la actualidad ha sido sobrepasado por Merkel
y sus acólitos de
El
objetivo de déficit se fija como un porcentaje del PIB, de modo que la recesión
económica, que es lo que provoca la política seguida, no sólo va a incrementar
el numerador, al disminuir la recaudación, sino que también va a disminuir el
denominador (el PIB se reduce). Ello es lo que hace totalmente imposible que
España –y supongo que otros muchos países– pueda
cumplir el próximo año el objetivo marcado y lo que fuerza incluso a
cuestionarse si no estaríamos más cerca de la consolidación fiscal en el caso
de que la política aplicada desde hace dos años hubiera sido menos tensa y
traumática.
La
política de ajustes tampoco sirve, como se está comprobando, para lograr la
confianza de los inversores, puesto que, para garantizar el reintegro de sus
fondos, tanto o más importante que el cumplimiento puntual en un año de un
guarismo mágico de déficit publico es la capacidad de un país de generar
ingresos futuros. La enorme trampa en la que está inmersa la economía europea
se hace patente cuando las agencias de calificación un día reducen la
calificación de los países por sus desviaciones presupuestarias y al siguiente,
por el paro y las malas previsiones económicas. Alguna vez, como en la última
declaración de Standard & Poor’s, confiesan el
motivo de fondo: los desequilibrios que