Expertos Independientes

Ahora resulta que lo del tipo único hay que estudiarlo. El secretario de economía del PSOE ha convocado un grupo de «expertos independientes» para que diseñen y analicen su viabilidad. O sea, que está verde. Que no han medido los resultados, ni el impacto sobre la recaudación, ni cuál puede ser el límite exento, ni el tipo, ni siquiera si debía haber uno o dos.

Se entiende que Zapatero eludiese en el debate sobre el estado de la nación todo enfrentamiento en materia fiscal. Pero ¿cómo se puede hablar de igualdad y gastos sociales sin hablar de impuestos? Lo que digo, el impuesto lineal sólo ha sido una ocurrencia, un mal sueño de una noche de verano.

Más gracia tiene lo de «expertos independientes». Contradictio in términis, que dirían los escolásticos, porque si son independientes no son expertos. Aquí en cuanto alguien opta de verdad por la independencia pierde la condición de experto. Unicamente se puede ser experto si se está a sueldo, plegándose a lo políticamente correcto, poniéndose al servicio de los grandes centros de poder y alquilándose a la banca, a la CEOE o a uno de los dos grandes partidos. Es más, muchos de los presuntos expertos nunca lo hubiesen sido de no haber estado prestos al politiqueo. De eso los catedráticos de universidad saben mucho. Buena parte de su carrera ha dependido de la habilidad para llevar la cartera al baranda de turno.

Los expertos de Jorge Sevilla son tan independientes como los que formaron parte de la comisión creada por el PP para la última reforma fiscal o los de las numerosas comisiones establecidas por las instituciones financieras para demostrar que el sistema público de pensiones es inviable. Tan imparcial como el fiscal general del estado.

Además de ser independientes, los expertos de Jorge Sevilla tienen rentas modestas, la media estará bastante por encima de los doce millones de pesetas. Se encuentran por tanto muy identificados con propuesta tan progresista. Gozosos, constatarán cuánto les beneficia Tanto como a los grupos sociales más depauperados: banca, CEOE, etcétera. Se entiende todo, todo excepto lo que dijo Sevilla: «El mayor ataque a la libertad de expresión desde el intento de golpe de estado». Que no tiente la suerte. Sabrá él las coacciones y persecuciones a las que sometió su partido, cuando estaba en el gobierno, a cualquiera que discrepara.