Del Congreso del PSOE al de IU

He seguido por la prensa la asamblea de IU y, lo que es más interesante, los comentarios y artículos que con posterioridad han proliferado. Libre, desde julio, de cualquier responsabilidad en la coalición y retirado a los cuarteles de invierno, he podido hacerlo con el sosiego de un simple espectador; espectador interesado, sin duda, puesto que me importa mucho todo lo que afecte a la izquierda. Lo que más me ha llamado la atención es el dispar tratamiento que la prensa ha otorgado al postcongreso del PSOE y al de IU.

En el caso del PSOE todo fueron parabienes al nuevo líder. Gozo y alegría grande porque había triunfado la renovación. En el caso de IU todo son críticas y peros. Al margen de los distintos sistemas de elección, 35 votos decidieron la victoria de la lista de Llamazares sobre Frutos, diferencia más bien exigua; pero mucho más exigua fue la de los siete que decidieron el triunfo de Zapatero, tanto más cuanto que muchos de esos votos fueron transfugas de Matilde Fernández, lo que aquí no ha ocurrido con los de Nines Maestro. Cuestión de seriedad.

A Llamazares se le niega el título de renovador que tan fácilmente se concede a Zapatero. Confieso que a uno le pasa con la renovación lo mismo que con la modernidad, le suena ya a chirigota. Tanto hemos modernizado y renovado que no sé si no habremos dado la vuelta y retornado al principio. Hay renovaciones que son simples involuciones. Desconozco si a Llamazares le es o no apropiado el nombre de renovador, pero me cuesta trabajo creer que lo merezca menos que Zapatero, que se pasó su campaña electoral cantando loas a González, y que ha asumido el padrinazgo de Solchaga.

Con gran estupor he contemplado que para explicar lo inexplicable aun se continúa echando mano al fantasma del PC. Y digo que con estupor, porque ¡oh, ingenuo de mí! llegue a pensar que uno de los efectos que tendría el triunfo de Llamazares sobre Frutos era desenmascarar esa falacia tan extendida de un PC monolítico y estalinista que con mano férrea gobierna IU. ¿Hay mayor prueba en contra que la derrota del secretario general del PC? Pues nada, dale que dale. Me temo que algunos –especialmente los excomunistas- no se resignan a quedarse sin enemigo y, de paso, sin el fácil argumento del estalinismo.

Se ha escrito en este mismo periódico que Llamazares no inquieta a Zapatero. Lo ignoro. Pero de lo que sí estoy seguro, es que Zapatero no inquieta al sistema, a los poderes económicos, a los de arriba; y no conviene olvidar que los que escribimos en los medios, como mínimo estamos situados en ese diez por ciento superior, no digamos ya los que los controlan. Tal vez ahí se encuentre la explicación. Zapatero no constituye ningún elemento de inquietud; todo lo contrario. Es un seguro. La garantía de que cuando el personal no aguante más al PP, el sistema dispondrá de un repuesto que presentar, de manera que se queden tranquilos porque se ha cumplido la alternancia, al mismo tiempo que todo continúa igual. Zapatero puede ser a Aznar, lo que Aznar fue a González, y todos tan contentos. Lo único que sobra es IU.

Me creo que Llamazares lo tendrá difícil. Llamazares y Frutos y todos los que vayan en el futuro a constituir la dirección de IU. Influirán, sin duda, sus aciertos o sus errores, pero los mayores obstáculos provendrán de un sistema que ha decido erradicar todo vestigio de izquierdas y convertir a los países europeos en una mala copia de EEUU, con demócratas y republicanos, y la tercera parte de la población en la pobreza.