El problema de Izar

Después de las declaraciones de Zapatero en el País Vasco a propósito de Izar cabía esperar que la SEPI modificase sus planteamientos, pero con sorpresa se ha podido comprobar que no ha sido así. El asunto de los astilleros, desde luego, no es fácil, y menos tras la pasividad adoptada por el anterior gobierno, que, como el avestruz, ha pensado que el problema desaparecía por el mero hecho de ocultarlo. Remite a los presupuestos ideológicos de la Unión Europea , que parece haber adoptado como lema el aserto de que la mejor política industrial es la que no existe. Y todo se reduce y se sacrifica a la competencia. Guardianes de la competencia.

Se afirma que los astilleros españoles no son viables, que no son competitivos. ¿Competitivos respecto a quién?, porque si es frente a Corea o China me temo que van a ser muchos los sectores industriales en Europa que van verse en la misma situación. Todos los países exigen el desarme comercial de los otros, pero, tan pronto como pueden, instrumentan medidas proteccionistas para su industria, incluso haciendo dumping como Corea con los astilleros. Los cancerberos de la UE impiden que los países miembros actúen de la misma forma. Bien es verdad que en Europa todo es relativo y depende de cómo se negocie y de la fuerza que se tenga. Existen ya bastantes precedentes en los que la Comisión ha terminado cediendo y anulando, o al menos flexibilizando, la devolución que previamente había exigido de las ayudas de Estado. Es lógico por tanto que los sindicatos y los trabajadores tengan la sospecha de que se pretende una vez más usar la UE como pretexto para afrontar una reconversión que de otra manera no colaría.

He escuchado al presidente de la SEPI declarar en una emisora de radio que los astilleros españoles pueden ser perfectamente viables y que la culpa de la situación actual se encuentra en la mala gestión del gobierno anterior. La pregunta cae de suyo, tal como señaló el entrevistador: ¿Por qué no dejar entonces las cosas como están, y simplemente gestionar bien? Se comprende el recelo de los trabajadores ante la propuesta de privatizar de Izar. Muy pocas empresas con dificultades en el sector público han resultado viables en el privado. La experiencia ha sido más bien la contraria. Ahí están Sintel, Intelhorce o Galerías Preciados, los nuevos adquirentes se han limitado a vaciarlas y liquidarlas, dejando a la plantilla en la calle.