Que se escondan

Creía yo que el comportamiento que había mantenido el Ayuntamiento de Madrid y su concejal López Viejo a propósito de Sintel era el no va más de zafiedad y conservadurismo, pero por lo visto a todo hay quien gane. Menos mal que a los trabajadores de Sintel no les dio por escoger Barcelona como ciudad de acampada. De lo contrario, la aventura habría terminado como el rosario de la aurora, porque se hubiesen encontrado con una teniente de alcalde de IC-V dispuesta a desalojarlos. ¿Paradójico? No tanto. Hace tiempo que sospecho que IC está a la derecha del PSOE, y en cuanto a los verdes ya sabemos de su actuación en Europa.

Y no digo yo que a López Viejo, Tardón o Álvarez del Manzano no les hubiese apetecido también echar encima de la canalla a sus alguaciles. Pero alguien con cabeza y autoridad en el PP debió de impedir que lo hicieran. En el PSOE, sin embargo, no hay quien mande. Mientras que en Madrid se hacen los progres y abominan de la Ley de Extranjería, el PSC en Cataluña adopta la postura más reaccionaria. Y es que la catalanidad tiñe todo y a todos de xenofobia. Allí convergen el PP, CiU y el PSC, todos de común acuerdo para expulsar a los emigrantes, para reclamar el cumplimiento de la Ley de Extranjería. El problema es que la Ley de Extranjería no puede cumplirse, ni ésta ni ninguna. La necesidad y la miseria tienen más fuerza que cualquier norma. A quien está dispuesto a jugarse la vida en el Estrecho no hay ley que pueda detenerle. En el tiempo que Rajoy emplea en expulsar a tres emigrantes, otros 30 entran por alguna parte.

PP, CiU y el PSC se reunieron para poner remedio a la situación creada por el desalojo de la plaza de Cataluña. La solución: informar de que van a expulsar al 80%. Esperan que el simple anuncio, la amenaza, haga dispersarse a los subsaharianos. Porque de eso se trata en realidad, de que se dispersen. «La policía no va a perseguir a los emigrantes», apuntan fuentes de la Delegación del Gobierno. Sólo se procura que no molesten a las personas de orden, mostrando obscenamente su indigencia. Que no hagan visible su miseria. Que se escondan. A ver si van a despertar las conciencias. Porque, según dijo el consejero Mas, en Cataluña no se puede resolver la pobreza del mundo. Pero en Cataluña, como en el resto de España, de Europa, de los países ricos, sí somos culpables, responsables de haber creado este mundo desigual e inhumano.